Capítulo XXXIII Zuckerwasser

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  ANDREAS

"No podía evitar sentirme indignado, Zuckerwasser, debía ser una misión sencilla, y en muchas maneras lo fue, pero esto...esto era una pesadilla." Pensó Andreas, el muchacho miró sobre su hombro los hombres y mujeres estaban atados y sollozantes mientras el resto de los Stahlander continuaban marchando hacia Geldbruck. Al frente estaba el conde Schwartzmarken, sentado cómodamente sobre uno de los carros que habían robado. La marcha estaba tardando mucho más tiempo del pensado. Reisser cabalgó hacia Andreas.

—Ya deberíamos estar en Geldsbruck para este momento. —Dijo entonces Reisser. El muchacho miró al cielo y apuntó con el cielo y midió las líneas de su mano en comparación con el tamaño del sol...Ya pasaba más de medio día. Sin embargo, el sol comenzó a ocultarse tras las nubes, y el cielo se cargó con agua y trueno.

Una ligera llovizna cayó en la cercanía y como una cortina avanzó hacia la compañía de guerreros. Las gotas comenzaron a caer con más fuerza y repicaron contra el yelmo y peto de Andreas, la fuerza de la lluvia mojó cada hebra del cabello de Andreas. Las gotas de agua que se deslizaban por sus mojados mechones le caía hacia el interior de los ojos. El muchacho entonces se talló los ojos y volvió a abrirlos. Ahí estaba ella... Una mujer de mediana edad que decía algo en una voz casi inaudible. Cargaba con ella un báculo de madera retorcida con un orbe azul en la cima del báculo. Rizos pelirrojos escapaban por debajo de la capucha de musgo y hiedra. Una mujer que usaba un vestido color verde, del color verde más vivo que Andreas había visto jamás. Los labios rozados de la mujer continuaban hablando...y Andreas entonces lo entendió...

—Nerelmutter...—Dijo Andreas en una voz casi inaudible, sus ojos estaban abiertos como platos, incrédulo de lo que presenciaba, la mismísima madre Naturaleza, había aparecido ante los Stahlander. Aquella mujer al que todos los hombres le debían la vida, aquella mujer conocida como la madre piedad. La esposa de Altenmann... "Piedad" era lo que se leía en sus labios rojos por el pigmento de moras. "piedad" volvió a pronunciar Nerelmutter. Y entonces paso...

De pronto salieron de los arbustos, aparecieron de las profundidades del bosque. Aquellas desafortunada ronda de dardos de ballesta que fueron disparados del interior. Mataron a varios Stahlander, Y luego ellos salieron...guerreros Esterreichii con armaduras negras. cientos de ellos.

—¡Nos atacan! —Exclamó Reisser. Y el muchacho desenfundó su mandoble y fue al encuentro de los soldados. Los Stahlander fueron al encuentro y colisionaron sus espadas contra los guerreros.

—¡Por Ahri! —Gritaron los Esterreichii, más Andreas no podía moverse, había quedado paralizado al ver a Nerelmutter, quien continuaba repitiendo lo mismo...una y otra vez. "Piedad, Piedad, Piedad"

Y entonces un Estereichii tomó a Andreas por la pierna y tiró del caballo. El muchacho se levantó del suelo rápidamente, un hombre de cabellera rubia y ojos azules levantó su espada, por un momento le recordó a Ronan, pero Andreas no tenía tiempo para recapacitar...en su corazón se escuchó un relinche, confundido si se trataba del Semental de Fuego, tratando de llenar su corazón con valentía y fiereza, o si era su propia montura que se asustó. Pero logró despertar a Andreas. El muchacho rodó en la tierra para evitar el estoque de su oponte, la espada golpeó en la tierra. Andreas entonces se levantó de golpe y desenfundó su espada, comenzó a pelear.

Luchó con un Esterreichii que vestía con una armadura de cuero, dio dos golpes ascendentes y luego lo cortó con un tercer espadazo, el filo cortó la carne de su cuello y su torso. El hombre cayó de rodillas y cuando el yelmo se le cayó de la cabeza, Andreas pudo verlo, un muchachillo, no tendría más de unos 14 o 15 años. Luego fue al encuentro de otro, que se veía más grande, aquel hombre estaba peleando contra otro Stahlander, Andreas gritó y le apuñaló por la espalda. Nuevamente el hombre cayó, Y cuando Andreas se dio cuenta, se trataba de otro niño. "No..." "Estos no son caballeros de la Orden de Ahri, son reclutas" Más la fiereza con la que atacaban era a equivalente a la de los Stahlander. Aquellos jovencitos estaban dispuestos a sacrificarse por alcanzar a Ahri. Las descargas continuas de las ballestas, finalmente comenzaron a cambiar la marea, y los Stahlander comenzaron a caer.

El conde Schwartzmarken les ordenó a sus hombres huir junto con el cargamento de mercancías, mientras abandonaba al grupo de Reisser y de Andreas. Los carros arrollaron a los pobres bastardos que trataron de frenarlos. Andreas mató a otro y a otro más, con cada ataque más morían. Más de los guerreros Stahlander caían, mas de los hermanos de Andreas.

"Piedad, piedad" Podía leer Andreas de los labios de Nerelmutter. "Piedad, Piedad" su voz hacía eco en los oídos de Andreas. Y en ese momento él supo que hacer, Andreas corrió hacia los prisioneros y cortó las sogas que los ataban a los carros que no habían logrado escapar.

La gente comenzó a correr entre los caballeros de la orden de Ahri, tratando de alcanzar la salvación. Agradecidos con ellos por haberles rescatado. Andreas regreso junto con el resto de los guerreros Stahlander. Y una segunda descarga de dardos de ballesta, terminó con el resto de los Stahlander, dejando solo a Reisser y a Andreas.

—Parece que este será el final Andreas...—Dijo Reisser, con tono agitado. Su níveo rostro yacía manchado con la sangre de sus enemigos. —Me llena de dicha saber que al menos moriré al lado de un hermano. Acepto la llegada del Semental de Fuego...Estoy listo para alcanzar la Aurora en el cielo.

Entonces Andreas levantó la espada al cielo y la dejó caer. —¡Nos rendimos! —Gritó Andreas. —¡Piedad! ¡Piedad! —Exclamó Andreas y volteó hacia el bosque, más Nerelmutter había desaparecido.

—¡Que estás diciendo! —Exclamó Reisser disgustado con lo que Andreas había dicho. —Somos Stahlander, no nos rendimos. —Reisser entonces trató de bajar las manos alzadas de Andreas.

—Reisser...Eres el sucesor de Ser Bruno. Tu deber es sobrevivir a como dé lugar. La Orden del Roble te necesita, Stahland te necesitará, la reina te necesita. —Dijo Andreas agitado por el estrés.

—¿Cómo sabes eso? —Preguntó Reisser.

—Ser Bruno me lo reveló hace unas noches. —Dijo Andreas. —Los dos estuvimos de acuerdo en que tú tenías que ser el siguiente capitán de la Orden del Roble. ¡Por eso tenemos que vivir! ¡Confía en mí...hermano!

Reisser entonces miró a su alrededor, y exhaló. —Más te vale que tengas razón Andreas Mondsohn. —Reiser entonces dejó caer también su espada y levantó las manos en señal de rendición. Los reclutas de la orden de Ahri se hicieron a un lado. Y montado sobre un caballo había un hombrecillo escuálido. Al lado de este hombrecillo estaba el hombre rubio que casi mataba a Andreas.

—Han tomado una buena decisión. —Dijo la voz del hombrecillo, la cual era delgada. El hombrecillo pasó a quitarse el yelmo de la cabeza, revelando a un muchachillo de finas facciones y cabello corto. —¡Llévenselos! —Gritó el hombrecillo, los reclutas se acercaron a Reisser y a Andreas y les colocaron grilletes en las manos.

La Última Reina II: Confrontación de Coronas.Where stories live. Discover now