Capítulo XXVIII || El Rey y El Pescador

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 ORNOLÚ


Era increíble como a pesar de estar en plena primavera, los vientos helados que bajaban de las montañas con cimas escarchadas de Blauenberg y hacían temblar a Ornolú. Habían llegado a Stahland en busca de venganza y un mejor clima, pero parecía haberse estancado. Ornolú miraba por la ventana hacia las montañas azules. Había pasado ya un par de semanas y Ornolú estaba listo para reanudar su guerra.

—Deberíamos estar en Rottembaum para este momento. —Le dijo Ornolú a su acompañante. —Aún estamos muy lejos de Könn. —Tras el joven rey estaba Killi, la grisvidente tenía un platón con fruta en las manos mientras devoraba un racimo de uvas.

—¿Para qué? Tú mismo lo dijiste, Gálica Kreuz no está en Stahland. —Dijo Killi con la comida aún en la boca. Más, el joven rey no les prestó atención a las palabras de Killi. —Aún estamos en primavera, podemos levantar nuestras tropas y saquear Nordenfeld en Esterreich. —Respondió la grisvidente.

Ornolú sonrió. —No podemos irnos simplemente, de lo contrario la venganza de los Stahlander será colosal. Tenemos que continuar hacia el sur, Rottembaum es uno de los condados más ricos de Stahland, de ahí hacia Grünesfeld y luego finalmente Könn. —Respondió El Rey de la Sal. El hombre se colocó la armadura de cuero sobre su torso desnudo y se dirigió hacia la entrada. Y miró a Killi por sobre su hombro. —Aún no lo has entendido, pienso quitarle a los Kreuz todo lo que tienen. —Dijo Ornol, y dejó a la grisvidente en el interior de la recamara, mientras el monarca recorría los oscuros pasillos se dijo en voz baja...

"Así como ellos me quitaron todo a mí".

Ornolú llegó al gran salón, sus guardaespaldas Varanger estaban estoicos sin pronunciar ni una sola palabra, sus lenguas habían sido cortadas desde hacía muchos años, haciéndolos los confidentes perfectos. El joven rey entonces llenó un tazón de gachas con leche. Y se dio cuenta, cuanto había cambiado su dieta conforme pasaban los días. Los Norse no eran precisamente cautos con el gasto de los suministros, sobre todo cuando estos no eran los suyos.

El joven rey entonces comenzó a devorar el plato de gachas como si no hubiese un mañana, Para los Stahlander, incluso si lo llamaban una comida de pordioseros a Ornolú, no le importaba, pues para los Norses, quienes sobrevivían de comer pescado en salazón, un plato de gachas era un manjar. Un hombre entonces entró por la puerta, larga barba marrón, un yelmo sobre la cabeza, se trataba de un guerrero imponente vestido en cuero y capa. El rey Ornolú entonces se bebió la leche de un trago y se limpió las gotas que habían quedado en su espesa barba.

—Conde Olaf, El Jabalí de Hierro, ¿Qué lo ha traído de vuelta a Schneestrande? Pensé que había ido a realizar pillaje a lo largo de la costa.

—Eso hice alteza. —Respondió el hombre y se fue a sentar en la mesa de Ornolú. —Y mientras navegábamos por la costa, encontramos a un pescador. —Dijo el hombre con una sonrisa malévola en el rostro. Ornolú estaba confundido.

—¿Un pescador? ¿Y qué es lo que hace especial a ese pescador del resto de los pescadores que hemos estado masacrando desde que llegamos aquí? —Le preguntó Ornolú. El conde Olaf sonrió, sus dientes eran negros por el hollín que se había puesto en ellos para limpiarlos.

El conde entonces silbó, y dos de sus hombres trajeron a un pobre diablo. Un hombre que estaba en los puros huesos, vestido con ropa ya muy vieja y deteriorada, con agujeros por todos lados, un pordiosero de cabellera pelirroja. Entonces el rey se levantó de la mesa y caminó hacia el pescador y a pesar de ser un prisionero, el hombre no se dignó a bajar la mirada en presencia de Ornolú. Retándolo como todo Stahlander.

—Dime pescador, ¿Qué es lo que te hace tan importante para que mi amigo el conde Olaf no te haya matado? —Le preguntó Ornolú.

—Dile lo que me dijiste sobre Gálica Kreuz. —Le ordenó el conde Olaf.

—La reina no se encuentra en Stahland. —Dijo el pescador. —Ella cruzó el mar de Jurgamungander para saquear las ricas tierras de Esterreich. —Respondió el pescador.

Ornolú entonces comenzó a reír, algunos de sus hombres miraron extrañados, otros rieron con él. Parecía una mala broma hecha por los mismos dioses. Hecha por la mismísima Gran Serpiente.

—¿Cómo sabes eso? —Le preguntó Ornolú.

—Me lo reveló Ser Ronan Feurkruger en un burdel de Könn —Respondió el pescador.

—¿Quién es Ser Ronan? —Le preguntó nuevamente el rey.

—Es uno de los guerreros más poderosos del mundo. —Replicó el pescador. —Es el caballero más fuerte dentro de la Orden del Roble. Él y la reina Gálica regresarán y te harán pagar por haber osado atacarnos.

Ornolú colocó su mano sobre la mejilla del pescador le dio una pequeña palmadita. Luego el joven rey metió sus dedos en el bolsillo de su pantalón de lana y sacó una moneda de plata. Luego la colocó en la palma del pescador.

—¿Y esto para qué? —Le preguntó el pescador.

—Es tu pago, por ayudarme a conquistar Stahland. —El pescador trató de decir algo, pero Ornolú no se lo permitió y en cambió espetó la orden. — Llévenselo y asegúrense de que el pueblo llano se entere que este hombre nos ha ayudado en la conquista de Stahland. —Respondió El Rey de la Sal. Los dos guardias sacaron al hombre del castillo de Schneestrande. Y con una sonrisa sombría en el rostro dijo. —No podrán negar que soy un rey generoso. —Respondió Ornolú.

—Conde Olaf, reúna a sus hombres, que reanudaremos nuestra campaña hacia el sur. —Respondió Ornolú.

—Alteza perdone mi atrevimiento. Pero si Gálica Kreuz, está en Esterreich... ¿No deberíamos zarpar hacía allá? —Le preguntó el conde.

—Suena muy tedioso tener que volver a alzar las velas para cruzar el mar de Jurgamungander, no, no. Seguiremos hacia Könn. Si a Gálica Kreuz le interesará el futuro de su pueblo, ella vendrá a nuestro encuentro.

—Pero alteza...

—Conde Olaf, ¿Le gustan las mujeres? —Le preguntó Ornolú.

—¿Eh? Por supuesto que sí. —Respondió el conde. —¿Por qué lo pregunta alteza?

—He escuchado que la condesa de Rottembaum es una mujer muy hermosa. —Dijo Ornolú. —Tal vez deberíamos ir a hacerle una visita. 

La Última Reina II: Confrontación de Coronas.Where stories live. Discover now