Capítulo XXX || El conde Rosenklaus

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HANNES


Una ligera lluvia comenzó a cubrir el campamento. El olor a tierra húmeda comenzó a inundar el interior del pabellón privado de Hannes. Sobre la mesa estaba el mapa de la ciudad de Geldbruck. Las tropas habían colocado un perímetro cerca de la ciudad. Más no los habían cercado todavía. Hannes quería entender la razón del ataque Stahlander. Y aún más. Se sentía intrigada por aquella mujer que había visto peleando en el campo de batalla. En las manos de Hannes tenía un libro de crónicas de guerra que había escrito su padre durante las guerras contra los Heirström de Walkure.

Entonces Hannes escuchó el sonido del choque de las placas de metal al otro lado de la tienda, sabía que alguien estaba a la entrada.

—Adelante. —Pronunció Hannes, invitando a quien estuviese al otro lado, a entrar a la tienda para hablar con ella. Dos hombres entraron. El primero era el gran Maestre Engelbert y el segundo era un hombre de mediana edad, de cabellera castaña rizada corta con facciones bien construidas, un hombre delgado, de postura perfecta quien parecía tener problemas moviéndose con la armadura. Y al igual que Hannes, tenía que ser la primera vez que el hombre vestía con una armadura. Conde Rosenklaus.

El Conde Erik Rosenklaus era un político, antes que un militar, y un diplomático con su propia agenda, antes que un comerciante. El hombre se había ido a estudiar con la casa Vilano en Romalia. Y por supuesto había mantenido una postura neutral durante la guerra de sucesión entre Callum y ella.

—¿Conde Rosenklaus? ¿Qué es lo que está haciendo aquí? —Le preguntó Hannes.

—Alteza...—El hombre dio una reverencia. —Cuando las noticias de que un ejército Stahlander llegó a nuestras costas. No dudé en levantar un ejército para venir a ayudarles. —Dijo el conde, su voz era bien entonada con un atisbo de prepotencia en ella.

"Bueno eso es lo mínimo que podría hacer, después de alejarse del conflicto entre Callum y yo". Pensó Hannes, más la joven reina solo se dignó a sonreír.

—Por supuesto. —Respondió Hannes. Con una sonrisa forzada.

—Me parece extraño que haya venido aquí. —Dijo el Gran Maestre. —Después de que no pude verlo entre nuestras líneas, cuando luchamos la batalla de Weinland.

—No me alcanzó el tiempo para levantar tropas. A diferencia de Nordenfeld o Weissplatz, El condado de Schwartzfluss no es tan grande. —Respondió Rosenklaus. Con una sonrisa en los labios. —El pasado es el pasado y continuar contemplándolo, nos distrae del ahora. Justo ahora tenemos una invasión en nuestras manos. Alteza, traigo conmigo a 500 hombres. Y los he desplegado por la ruta norte No podrán escapar por la ruta norte

"Maldición, ha hecho exactamente lo opuesto que le había pedido que hiciese." Pensó Hannes. "Necesitaba permitirles que los Stahlander saliesen de la ciudad de Geldbruck, pero ahora Rosenklaus les ha dejado rodeados. ¿Por qué Rosenklaus había elegido el camino norte? ¿quería rodearlos o esperaba que Ferdinand bajara desde Nordenfeld con un ejército y comenzar a intrigar con él?".

Se preguntó Hannes, sin embargo, ella sabía que justo ahora no podía lidiar con eso, estar pensando en intrigas le distraía, y ahora no podía permitirse distraerse, después de todo, el mundo estaba en riesgo.

—Alteza, me temo que tengo que preguntarle. ¿Por qué razón está aquí? La guerra no es asunto de mujeres. —Respondió el conde Rosenklaus.

—Gracias por su preocupación conde Erik, la llegada de Gálica Kreuz y su ejército a Esterreich, solo puede significar el inicio de más incursiones o alguna pretensión sobre nuestra tierra. Cosa que no podemos permitir. —Respondió Hannes. —He venido para frenar esto de una vez por todas.

—¿Los Stahlander tienen a una reina como comandante de su ejército? Entonces esta guerra no durará mucho. —Respondió el conde Erik; el hombre tenía un ego muy inflado, y eso podía notarse a leguas.

Hannes detestaba esa conducta pero era más la prepotencia de un político ante los asuntos militares.

El conde Rosenklaus se retiró poco después y dejó al Gran Maestre Engelbert y a la reina en el interior de la tienda.

—Realmente me repugna ese hombre. —Respondió el Gran Maestre Engelbert.

—A mí también. —Respondió Hannes. —El hombre dice que una mujer no puede liderar un ejercito, y aquí estamos. Gálica Kreuz, quien venció a su esposo un duque Romalio...

—No sabemos eso alteza...

—¿Acaso viste algún hombre que pareciese Romalio guiando sus tropas?

—Hace un año enviamos un contingente de guerreros de la Orden de Ahri hacia Stahland, para reforzar las fuerzas de Enrico Casteglio.

—Y, aun así, Gálica Kreuz está aquí. Por lo que podemos inferir que ella se quedó con el trono. —Respondió Hannes.

—Alteza... ¿Puedo preguntarle algo? —Le preguntó el gran Maestre Engelbert, el hombre tenía una mirada desconfiada y en un instante Hannes supo que él tampoco creía en ella, a pesar que la única razón por la cual no yacía muerto, era porque ella venció a Callum. Engelbert era su hombre de confianza y ni siquiera podía confiar en él. Pero aun así Hannes asintió la cabeza.

—Durante nuestro ataque a Möwenbucht, ¿Por qué razón nos retiramos? Teníamos control del campo de batalla, pudimos haber vencido a los Stahlander y hacerlos regresar tras los muros de Geldbruck.

—Debo hacerlos pensar que pueden ganar, hacerlos confiarse y bajar la guardia. Solo así podremos eliminarlos a todos. —Respondió Hannes. —De haberlos vencido en Möwenbucht. Los barcos anclados en puerto del pueblo estarían ya en este momento en altamar fraguando su retorno.

"Usa la tragedia como una oportunidad" o al menos eso es lo que venía escrito en el diario de guerra de su padre. Por lo que no podía decirle a Engelbert, que la verdadera intención de Hannes era buscar más aliados. Ferdinand no era de confianza, ni él, ni Katrin lo eran. Y de la misma manera El Gran Maestre Engelbert se mostraba con su propia agenda. Más los Stahlander no eran más que barbaros al otro lado del mar y podía usarlos como peones en su juego para afianzar el trono de Esterreich. Además, como decían las leyendas, el hierro Stahlander era el más fuerte de todos.

La Última Reina II: Confrontación de Coronas.Kde žijí příběhy. Začni objevovat