Capítulo XIII || La Diosa de la Victoria

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GÁLICA


La reina les había ordenado a sus hombres a aventar los cadáveres de los muertos al río, pues no quería era que se esparcieran enfermedades por la ciudad. La condesa Pennfrost había regresado a Möwenbucht; Playa de las Gaviotas, para traer algunos navíos a la ciudad. Gálica en persona, había liderado el último asalto, a una edificación hecha de piedra, de techos abovedados y en su interior; Grandes estatuas de mármol se alzaban. 

      Mataron a todos los sacerdotes en el interior, los pobres bastardos solo iban vestidos con una túnica, sin ningún arma aparente, y le recordaron a reina, las vestimentas de los sacerdotes romalios que llegaban como misioneros a Könn. Cada una de las estatuas estaba bien tallada, cada músculo, cada curva generosa en las estatuas femeninas. Parecían tan reales...como hombres y mujeres petrificados.

      El tacón de la bota de montar de Gálica hacía eco en el interior del recinto. Las paredes estaban pintadas, cada una de un color característico. Detrás de la estatua de un hombre barbudo desnudo que sostenía un reloj de arena en sus manos, había una pared pintada de un dorado. 

     Luego había una estatua de una mujer de curvas generosas que tenía una corona de flores en la cabeza y tras ella había una pared de un verde oscuro. 

      Al lado de la estatua de aquella mujer, se alzaba imponente, otra estatua de un hombre desnudo que tenía una lanza en las manos; su cuerpo esculpido en la piedra era de complexión atlética y guerrera.

 
      Y tras esta estatua, una pared roja contrastaba con la estatua. Y luego había una última estatua de una joven mujer, con mirada tímida. De curvas ligeras, pero presentes, usaba una toga y tras ella una pared pintada de azul claro, casi como si estuviese viendo el cielo.

      —Traedme a Andreas. —Le ordenó Gálica a uno de sus guerreros. El guerrero asintió con la cabeza y salió del recinto. Gálica alzó la mirada, los techos tenían tragaluces cubiertos por vidrios pintados. Había murales pintados en los techos con imágenes del mar, del bosque, del firmamento y de la tierra, cada una de ellas, parecía ser un mundo en miniatura, las columnas finamente talladas no parecían de este mundo, pues los ornamentos florales parecían tan reales. 

Gálica se preguntaba "Cómo era posible que, en aquel pequeño lugar, hubiese tanta belleza?" En todo Stahland, el único lugar parecido, era el mausoleo familiar que tenían en Könn. Entonces otro par de pasos se oyeron en el interior del recinto.

      —Gálica... ¿Me mandaste a llamar? —Le preguntó Andreas a la reina.

     La joven mujer se dio la vuelta y sonrió.

    —¡Andreas, ven, ven! —Exclamó Gálica emocionada, la joven hizo un gesto con la mano para que Andreas se acercará. Y los dos se reunieron en medio del recinto, aun con los cadáveres de los sacerdotes asesinados empapando con su sangre, los azulejos blancos y azules que imitaban el oleaje en el mar.

     —Este lugar... ¿Acaso este lugar es donde vive el señor de esta tierra? —Le preguntó Gálica.

     —No. —Respondió Andreas. —Este es un oratorio. Un templo donde viven los dioses. —Entonces Andreas se acercó a la estatua del hombre con el reloj de arena.

     —Éste de aquí es Altenmann; El padre Tiempo, es el dios principal de los Esterreichii, él y Nerelmutter... —Entonces Andreas apuntó hacia la estatua de la mujer con la corona de flores. —Ambos crearon esta tierra, Altenmann creó el oro en las minas, el mármol de las montañas y la sal del mar, mientras que Nerelmutter a los bosques, a los animales y los trigales. Y ese de allá es Kreiger, el dios de los guerreros, quien protege a los soldados en el campo de batalla, y ella es...

     —Ahri...—Le interrumpió Gálica, era la primera vez que veía a la representación de la diosa a la que Andreas le rezaba, aunque él le había dicho que se trataba de la luna. La reina se acercó a la estatua de la joven mujer y tentó con sus dedos enguantados el mármol del tobillo de la inmensa estatua. —Ella es tu diosa ¿No es así Andreas? —Gálica miró sobre su hombro a Andreas.

     —Lo fue una vez. —Respondió Andreas. —Pero ya no más. Aeger es mi dios. Él y el Semental de Fuego quienes recorren los campos de batalla para llevar a los guerreros caídos a la Gran Aurora en el cielo. —Dijo Andreas casi como si estuviese repitiendo una oración. Gálica sonrió...

     —Es una lástima...ella es una diosa muy hermosa. —Respondió Gálica luego Gálica se alejó de la estatua y colocó su mano sobre el hombro de Andreas. —Ahora entiendo por qué los tuyos esperan tanto tiempo a que ella venga a recogerlos.

     —No lo sé Gálica, esta estatua no es una representación real de ella.

     —¿Ah no?

     —Esta estatua fue mandada a hacer por el gremio de mercaderes. Y está basada en Katrin Blauenblud.

     —¿Ella es la reina de este lugar? —Preguntó Gálica.

     —No, ella sería alguien como tú...una mujer guerrera. Los hombres en el campo de batalla la llaman la Diosa de la Victoria.

      —Ah... ¿Y por qué razón la llaman así? —Preguntó la curiosa reina.

     —Por qué cada vez que aparece en el campo de batalla, su bando gana. —Respondió Andreas.

     Gálica entonces sonrió. —Me gustaría conocerla algún día, y si es posible enfrentarla en el campo de batalla. —Respondió la joven reina.

     —Estoy seguro que lo harás Gálica. —No pasará mucho antes de que las noticias de nuestro ataque lleguen hasta Nordenfeld.

     —Nordenfeld es el lugar lleno de oro ¿verdad? —Le preguntó Andreas.

     —Tiene minas de oro, sí Gálica. Pero también es el condado donde reside la Orden de Ahri. —Respondió Andreas. —Son guerreros excepcionales en el campo de batalla muy diferentes a los que enfrentamos hoy. He visto batallas iniciar y terminar con la sola aparición de ellos, el Gran Maestre Engelbert no es un hombre al que debas subestimar.

    —No lo haré Andreas, no lo haré. —Respondió Gálica. —Mandaré un barco a Stahland para informales de la situación a Dana y al resto de Könn. Me gusta este lugar, el clima es bueno y el ambiente acogedor. Creo que me gustará esta tierra, Andreas Mondesohn.

La Última Reina II: Confrontación de Coronas.Kde žijí příběhy. Začni objevovat