Capítulo 23 | A la vista de alguien

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A la vista de alguien.

4 de diciembre, mismo día en el que él vió el chupete de Collet.

Hanniel

Jodida mierda.

—Hermano pero cálmate —se burla Seth y tengo que enderezarme para que deje de hacerlo.

—No me jodas y dame una camisa.

—Hasta que me digas quien te la arrancó —se cruza de brazos y se sigue burlando. 

Paso mis manos por mi cabello tratando de tener paciencia con todo hijueputa inmaduro de los que estoy rodeado. Le hago mala cara y con eso se va a traer lo que le pido, Allie solo me ve desde un lado de la oficina con cara de advertencia y me vale mierda lo que piense y si ya sabe que he estado con Collet ¿Para que me ve así? ¿Acaso ya se cree la cuidadora personal de ella? ruedo los ojos desafiándola con la mirada. 

—Espero que no la hayas dejado llorado —sentencia y me da gracia lo que cree que hace para intimidarme.

—No es tu puto asunto así que cierra la boca —espeto porque no estoy como para aguantarla con el genio de mil demonios que cargo. 

Me analiza y desvío la mirada porque es una perdida de tiempo. Siento que me observa con sus pesados ojos y la escucho reír. 

—¿Lo dejaron con ganas y está enojado? —se burla también y con eso me doy la vuelta acercándome de más a ella. 

Se remueve incomoda o nerviosa viendo a otro lado pero la muy cobarde no centra su atención en mí. Ahora soy yo el que observa con atención cada gesto o movimiento que hace, me acerco mas arinconándola entre la mesa y mi cuerpo, bajo la cabeza para acercarme a su oído y mi respiración roza en su piel la cual se eriza y me burlo.

—¿Celosa, Allie? —le susurro y antes que pueda hacer algo me alejo satisfecho. 

—Eres un maldito.

—Lo sé. 

Recibo la camisa que me da Seth y me la coloco saliendo del lugar sin decir nada más. Me duele la verga que está erecta y bajo el pantalón aprieta incómodamente. Llamo a la persona que me va a complacer porque yo no me quedo con ganas nunca y si de sexo hablamos con cualquiera puedo venirme. 

De lejos noto a la maldita esa que me tiene con el pantalón apretado sentada en la barra hablando con la puta de Adikia y la furia crece mas en mí, ojala y no se le ocurra abrir la boca porque la mato. Si no me voy terminaré ropiéndole la cara a mas de uno. Camino rápido ignorándola pero que ella se tropiece conmigo es un obstaculo el cual esquivo muy rápido. 

—Cuídenla —le ordeno a Cristóbal, asiente y me voy con la otra mitad de la guardia y Oriana está en el asiento del copiloto cuando entro a mi Aston Martin.

Enciendo el auto y acelero de camino a mi departamento. La rubia se inclina besándome el cuello llevando su mano al pantalón tocando la eminente erección que obvio no es por ella pero que tendré que bajarla con ella. 

—Humm, ¿Urgido por follarme? —sonrío por la ingenuidad de muchas mujeres pero la dejo que crea lo que quiera. 

desata el cinturón y luego baja el zíper en lo que yo no despego la vista de la carretera.

—Detiene el auto... —me besa la comisura de los labios— podemos hacerlo en este precioso auto —se emociona y me fastidia que no sepa con quien trata. 

Le quito la mano de mi entrepierna y la enderezo. 

—No voy a manchar de líquidos mi auto. Vale mucho mas que una follada. 

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now