Capítulo 5

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Collet. 

—¡Déjame Collet! —grita Dafne desde el otro lado de la puerta de su habitación.

Estamos en una lucha de quien tiene más fuerza; si ella para no dejarme entrar a su cuarto para que no le revise el celular, o yo para evitar que cierre la puerta con seguro y poder cumplir mi objetivo. Agarro nuevamente la manilla y empujo la madera con mi hombro tratando de abrirla un poco más de lo que la tengo, pero se me hace difícil ya que ella está haciendo lo mismo desde el otro lado impidiéndome así, la abertura completa.

—¡Abre si no quieres que llame a papá! —amenazo con toda seguridad.

Se queda en silencio y disminuye su forcejeo, seguramente esté pensando en que no le conviene que papá venga, mientras que yo aprovecho su distracción juntando todas mis fuerzas para empujar, esto lo hago de imprevisto, creyendo que lo lograría así de fácil, pero claro, ella no es tan bruta y reacciona rápido, volviendo a ejercer la misma fuerza que antes, sin embargo, eso no quita que yo ya haya conseguido abrir un poco más la puerta, así que meto mi pie en la abertura.

—Si machucas mi pie, te voy a pegar —le advierto para obtener ventaja.

—Pues quítalo —usa un tono de voz altanero, para luego emitir un resoplido—, además, ni que me voy a andar dejando —. Casi puedo imaginar su cara de triunfadora.

Ella no tiene más fuerza que yo, intenté negociar con ella sin lastimarla, no accedió, así que... Me hago un poco para atrás poniendo un pie detrás del otro, preparo mi hombro para empujar; Dafne por su parte, al sentir que por unos segundos dejé de hacer fuerza, disminuye la de ella otra vez «ingenua». Sonrío maliciosamente y, sin previo aviso, me pego a la puerta y la empujó con todas mis fuerzas.

Siento el impacto de la puerta con el cuerpo de mi hermana y después un golpe en el piso.

—¡Collet! —grita furiosa.

Con cara plácida entro por completo al cuarto, encontrándola a ella tirada en el suelo, sobándose la frente.

—¡Eres una agresiva! —grita— Le diré a papá que me has golpeado fuerte —hace un puchero como si fuera a llorar.

—Ajá, hazlo y veremos qué pasa —me cruzo de brazos—, mejor dame tu celular.

—No —niega y yo levanto una ceja, amenazante—, es que eso no te incumbe a ti —se enoja por milésima vez.

—Dámelo, ¿o quieres que use mi fuerza también?

—¡Que no era nada! —Trata de que olvide lo que vi.

—Dámelo —extiendo una de mis manos.

Dafne se levanta, sabe que no tiene más opción conmigo, ya que sí o sí le voy a quitar ese celular, por lo que se le pone los ojos llorosos, aunque yo no termino de entender por qué es tan dramática. Saca su celular del bolsillo y me lo da, lo agarro y lo enciendo haciendo una mueca enseguida «que chistosa»

—Desbloquéalo —le pongo la pantalla frente a ella sin darle el aparato.

Lo desbloquea y rápidamente lo volteo. Y ahí está por lo que la he perseguido desde la cocina hasta acá.

"¿Cómo cortar las muñecas para morir?" Escrito en el buscador de Google. «Que carajo» no puedo evitar reírme por dentro, ¿quién diablos busca en Google como suicidarse? Pero me contengo. En realidad, esto es serio, ¿qué está haciendo Dafne?

—Con que no era nada, ¿eh? —recrimino y sigo viendo su historial de búsqueda— ¿Por qué diablos estás buscando esto?

Escucho un sollozo, y es ese el momento exacto cuando levanto la cabeza y me doy cuenta que ella está llorando, que esto no es ninguna broma y que de verdad le afecta. Suavizo mi semblante, me acerco a ella y la abrazo. Comprendo que, si ella está así, el problema es serio y comienzo a necesitar explicaciones, pero antes ella, primero que nada, debe calmarse y sentir confianza en mí para contarme sus penas que tiene para llegar a tales extremos.

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now