Capítulo 30 | Me arrebataron...

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Canción
Paradise - Coldplay



Me arrebataron...



Collet

El pánico es algo que siempre puede traicionarte y ponerte más inútil de lo que eres. Pero mucho más cuando estás siendo perseguida en plena noche en lugar que no conoces.

¡Maldita sea!

Mi cabello hace ondas con el aire frío que choca contra mí, la respiración se me acelera y lo único que quiero es volar para llegar a mi casa. Corro y corro como tantas veces lo he hecho pero mi desventaja es el dolor que cargo en los músculos.

Volteo a ver atrás y verlo tan cerca de mí hace que los nervios se me pongan a mil.

Mis piernas corren, mi mente ordena que sea rápido, mi cuerpo colapsa y caigo al suelo en un intento de huir del maldito que me persigue.

Doy vuelta sobre mi cuerpo para tener presente por dónde viene en lo que me pongo de pie. Pero lo único que recibo es una enorme patada, fuerte y bien puesta sobre mi estómago.

Encurvo mi cuerpo con el dolor que me toma e intento reponerme pero otra patada me gira por lo fuerte que es «Vamos Collet, tu puedes» toso por el aire que me hace falta y me toman del pelo levantándome pero a pesar del dolor que siento forcejeo con el hombre encapuchado que me agarra y lo aruño sin querer darme por vencida.

Me aprieta el cuello limitándome el aire, pataleo y veo mis posibilidades pero nada es verdadero. Levanto mi rodilla y le doy directamente en su entrepierna, se queja y me suelta tirándome nuevamente al suelo y retrocedo arrastrándome.

—¡Jodida puta! —me grita y no reconozco la voz, no es alguien que haya escuchado antes.

Trago saliva con el pánico y me levanto pero otra patada me tira al suelo nuevamente, se viene con tanta rapidez hacia mi y levanta nuevamente el pie impactándolo cuatro veces seguidas sobre mi vientre con tanto odio. Cómo puedo me cubro y no puedo nisiquiera emitir súplicas para que deje de golpearme porque me falta el aire y comienzo a sentir el sabor metálico en mi boca de sangre por la patada que me da en el rostro.

Todo en mí se ha debilitado y yo en lo único que pienso es en mi vientre... Yo...

Me golpea más fuerte y me hago un ovillo queriendo que no toque más mi estómago, el dolor es horrible, las lágrimas caen sin permiso y los tirónes desgarradores que da mi vientre me torturan, física y emocionalmente.

Me agarra del cabello y me comienza a arrastrar por toda la calle. Mi espalda arde por las piedras y ya no tengo más fuerzas de luchar, el dolor que tengo me paralizan las piernas y cierro los ojos suplicándome que me levante porque no puedo dejar que me lleven.

A penas intento colocar las plantas del pie en el asfalto siendo aún arrastrada para estabilizarme pero el sonido de un golpe, fuerte y seco me altera a tal punto que caigo nuevamente al suelo.

El rechinar de llantas de carros me hacen observar mi panorama.

Varias camionetas nos rodean y el grito furioso de alguien me pone alerta. Mi vista se nubla, mi cabeza da vueltas pero lucho por girarme a ver qué ocurre detrás de mí.

Las lágrimas salen con más fuerza, todo tiembla en mi y solo espero que el dolor y el delirio no me estén dando una mala jugada.

Hanniel pelea con el hombre que me ha golpeado, le propina varios golpes el la cara y en dónde puede, está vuelto un animal. Alza el arma y un tirón ahí abajo me obliga a desviar la mirada.

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now