Capítulo 31 | Tu y Yo

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Canción
Crazy in love - Sofía Karlberg

Tu y Yo

Collet

¿Por qué su maldita lengua tiene que sentirse tan deliciosa?

Hanniel lame mis tetas despertándome del sueño en el que me sumergí. Aprieta mis caderas y muerde mi pezón derecho sacándome un jadeo en lo que comienzo a abrir mis ojos.

Me sorprende encontrarme tan caliente aún cuando estaba dormida, mi cuerpo ha respondido tan bien a sus estímulos excitándose sin mi consentimiento. Le tomo la cabeza cuando muerde el otro pezón y desliza sus dientes a lo largo del mismo. Miro como se afana con mis pequeñas tetas y lo quito de ahí queriendo que me bese en la boca.

Chupo sus labios húmedos y tan suaves que me derriten por completo, busco su lengua adentrando la mía en su boca y las rozamos vulgarmente provocando muchas cosas en mi intimidad. A él se le sale un gruñido y eso me provoca tirones deliciosos, aún así lo suelto sorprendida y solo hasta ahí es cuando me doy cuenta que él se está masturbando.

Tiene el falo fuera y su mano alrededor del mismo estimulando rápido de arriba abajo. Se da cuenta que miro lo que hace y me dedica una sonrisa torcida antes de enderezarse y acercarse más a mí sin dejar de mover su mano.

—Mira lo que tengo que hacer por no poder follarte —me dice echando la pelvis hacia delante saltando más su miembro que me gusta mucho.

Me quedo anonadada sin poder separar mi vista de lo que hace y trago saliva pesadamente. La cara se me calienta y hago un esfuerzo por apoyarme en mis codos y levantarme para quedar sentada sobre la enorme cama.

Sus líquidos hacen que brille su miembro completo, sus venas me incitan a mucho y subo la vista para encontrarme con su mirada burlista.

—Te encanta ¿No es así?

Vuelvo a ponerme más roja de la pena «No puedo ni siquiera disimular lo mucho que me encanta» inconscientemente me muerdo el labio inferior y me acomodo para quedar de frente a él aguantando el dolor de mi cuerpo.

—¿Quieres hacerlo tú? —ofrece con una expresión coqueta que me derrite por completo.

Bajo la vista a su miembro y me lamo los labios, vuelvo a su rostro y asiento como niña pequeña, la misma que le da pena pedir lo que le encanta pero que lo desea con todo su ser.

—Sí. —le digo y él se acerca más pegándose a la orilla de la cama quedando en medio de mis piernas y toma mi mano para ponerla alrededor de su miembro caliente y duro.

—Mueve la muñeca, así no te cansas —me indica haciendo los movimientos con su mano encima de la mía y siento la fricción en mi mano imaginándola en mi vagina y la boca se me hace agua.

«La quiero dentro de mí» suelta mi mano y comienzo a hacerlo sola y sumo la otra mano para estimular completamente. Lo hago rápido viendo cómo su piel se mueve con mi mano, estirándose y remarcando la textura de su miembro, como se esconde y sale a la vista el glande que no entiendo porque es lo que más me gusta, es muy gruesa y brillante.

Sus manos me aprietan los muslos y comienza a subir produciendo una corriente deliciosa por todo mi cuerpo. Muevo más rápido mis manos y no puedo ver cómo contrae su abdomen porque tiene puesta la ropa, solo se ha bajado un poco el pantalón para sacar su arma de placer.

Intenta introducir su mano a mi entrepierna y lo detengo. Me da un sentimiento raro y me muerdo los labios para no ser patética al comenzar a llorar.

Hacia lo Prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora