Alas de ángel

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Observación: Hay imagen de una descripción en específico, sabrán cuál es cuando lean y ahí es cuando deben ver los comentarios para ver la imagen.

Alas de ángel.


Narrador omnisciente.

Verlo de soslayo se había vuelto una de las cosas que más hacía en los últimos días ¿Por qué? Por la simple y sencilla razón de que él era un niño que ella no pensaba tocar (o talvez sí). Aunque la tarea se estaba haciendo difícil y además la palabra "niño" permanecía de más, pues él ya tenía dieciséis. En cualquier caso ella nunca lo obligaría a algo que él mismo no quisiera, y como siendo ella una chica con mucha experiencia sabia y notaba que él no le era indiferente, que él tambien sentía una fuerte atracción por ella.

Volvió y reiteró en su mente: «En cualquier caso yo no lo obligaría a nada que él no quiera»

Y como desde que él la fue a traer a su casa no había dejado de verla con deseo, apretando el timón, luciendo más guapo de lo que ya era, entonces... Ella nunca se queda con las ganas, nadie se enteraría de nada y el placer sería un secreto.

—Detente —se oyó decir en medio de la carretera solitaria, rodeada de muchos árboles.

—¿Que pasa? —preguntó él, tenso ante la presencia de ella a su lado, con un vestido revelador que lo obligaba a recurrir a su auto control para no embelesarse con la vista.

—Solo detente —volvió ella a pedir con su entrepierna cosquilleando.

Él frunció sus cejas sin entender, en su inocencia, la petición desesperada de ella quien estaba siendo muy evidente con lo que pretendía. Sin embargo detuvo su tan hermoso auto en una orilla pegado a los árboles.

—Ya —afirmó apagando el motor— ¿Estás bien? —se obligó a preguntar cuando vió que el pecho de ella comenzó a acelerarse.

Ella no dijo nada, miraba directamente al frente con sus manos en su regazo, si que se le estaba acelerando el pulso con solo la tensión que desde que lo vió de cerca surgio entre ellos. Le sudaban las manos, pero no era porque ella estuviera nerviosa, no, era porque su inseguridad de meterse con alguien menor de edad, no solo menor que ella, era algo complicado ante la sociedad y ante la ley. Si tan solo fuera un año de diferencia no sería tanto el problema, o mejor dicho, no lo sería.

Volteó a ver y lo sorprendio a él quién le veía el escote directamente, ella sonrió satisfecha por lograr lo que quería, se obligó también a dejar por un lado su preocupación del qué pasará, solo disfrutaría del presente.

—¿Me deseas? —cuestionó juguetona, no se anduvo con rodeos.

Él tragó saliva, avergonzado por no lograr que su deseo de hombre fuera controlado para no verla de más. Pero sus ojos brillaron en un destello de excitación, ¡Diablos! ¡Claro que la deseaba! La deseaba desde que la vió en una fiesta siendo aún novia de su amigo y, no se sentía mal, no lo hacía porque se reprimió e hizo todo lo posible para evadirla todo lo necesario para no cruzarse con ella porque muy dentro de él sabía que algo así, como lo de este momento, podría pasar.

Pero ahora que ella no estaba en ninguna relación no había problema ¿O sí? Aquel chico, ex de ella, era su amigo también, pero no se podía evitar lo inevitable, él no podía seguir siendo invisible para ella quien ahora era amiga del ligue más constante de su hermano, además, aquella chica le caía bien y seguramente sería una buena amiga y eso conllevaría acercamientos seguidos con la hermosa chica que yacía a un lado de él.

—Si. —dijo absorto por el momento tan tenso que ahora permanecía en el auto.

Ella observó el tan perfecto rostro de él, era tan guapo que se preguntó el por qué no lo había visto antes, como no lo había notado antes si ella era cercana al hermano, y vaya que lo era, pero de haber sabido que aquel chico contaba con un hermano tan guapo como él las cosas habrían cambiado drásticamente, aunque antes él sería mucho más pequeño.

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now