Capítulo 40 | Nuestro destino

1.9K 102 247
                                    

Canción

Kygo  — Stole the show

Antonella Dixon nunca fue alguien que pusiera interés en sus nietos, a penas si lo hacía con sus hijos ya serán con los descendientes de estos. Una señora muy despreocupado y ocupada a la vez, dirigiendo empresas de ella y de su difunto esposo, el mismo que le heredó toda la fortuna luego de morir. Antonella lo era todo y lo era nada a la vez.

Pero todo cambió cuando se enteró que su testarudo hijo mayor había enviado al primero de sus nietos a vivir con una ex empleada de su nuera ¡Una ex empleada!

Es que ella no podía creer que Malcom hiciera eso, no solo era una falta de respeto para el nivel de la familia que un Dixon estuviera en las miserias, sino que también era tan incoherente de su parte hacerlo así como lo cruel ¡El pequeño patojo tenía once años!

Malcom era un desgraciado y sin cojones, ella nunca le enseñó a ser cobarde y lavarse las manos cuando un problema se le presentaba. Ella le enseño a repararlos o a saber manejarlos, no hacer como si no los tuviera. Pero en este caso solo se había desecho de Hanniel cansado de la actitud que poseía, actitud que fue heredada por el mismo a ese hijo que ahora abandonaba. 

—Tienes que traerlo de vuelta —lo enfrentó sin pelos en la boca.

Viajó de Bélgica solo para venir y regañarlo en persona. Su hijo resoplo, como si no creyera que alguien se estaba atreviendo a darle órdenes. 

—Yo se lo que hago con mis hijos, no te metas. 

—Mandarlo a con una empleada no es algo que te permita.

—Es que no te estoy pidiendo que lo permitas, ya lo hice y así se queda. No se arreglo a las buenas, se arregla a las malas porque nadie me sobrepasa. 

—Estás hablando de un niño de once años. 

—Me importa una mierda. Once años y todo pero ya entiende, tenía los huevos para contestarme a mi y a Copelia, pues que tenga los mismos para enfrentar la vida que llevará si no agradece lo que le doy. 

—Yo nunca te negué ningún lujo ¿Por qué entonces lo haces con el primogénito?

—Todos pensamos diferente mamá.

—¡Pues son una porquería tu forma de pensar! —se alteró haciendo que su hijo arrugara sus cejas.— Vas a ir y lo vas a regresar a donde pertenece, a donde su sangre merece estar ¡No con una pordiosera de empleada!

Él se quedo viéndola, pensando en si debería advertirle ya que no se metiera donde no tenía voz ni voto o simplemente tranquilizarla. 

—Ya está hecho mamá. 

Fue lo único que dijo y lo único que diría por el día, con ella, porque se iba. 

—Que tengas un buen viaje —se le acerco para darle un beso en la mejilla pero ella le volteó la cara, enojada. 

Se encogió de hombros y tomó sus cosas para salir de su despacho pero...

—Si no irás tú, pues iré yo —decidida Antonella se levantó y se dirigió por donde el iba, para pasar por su lado y salir. 

Hacia lo Prohibido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora