Capítulo 38 | La última copa

2.1K 88 333
                                    

Llegar a la casa de su compañero se había vuelto uno de sus mejores pasatiempos cada vez que escasamente iba a la mansión con sus padres. Él ya no vivía en ella, pero habían veces en dónde lo llevaban por conveniencia y luego lo devolvían.

Realmente no le importaba, le gustaba ir y más porque iría a aquella casa en dónde jugaba videojuegos hasta que se cansaba.

—¡Eres un tramposo! —le grito a su compañero al lado de él.

—¡No! ¡Acepta que te gané!

—¡Matarme tu mismo es traición y trampa! ¡Había que llegar al final!

—¡Gane! ¡Yuju, yuju! —se afanaba su compañero, el pequeño de ojos verdes. Pero claro que eso no le agradaba en lo mínimo y soltó el control enojado.

—Ya no juego —se cruzó de brazos yéndose al final de la sala de juegos a tomar su tan raro licuado de espinacas.

—Parecen unos críos de cinco años —se burló su mejor amigo, el morenito que se colocaba su suéter para irse bajo la lluvia— ¿Te vas? —se dirigió a él.

Lo pensó por un momento, realmente le caía mal que el ojos verde siempre hiciera trampa pero al final siempre terminaban jugando de nuevo y le ganaba, como debía ser. Pero esta vez ya estaba agotado, debía irse también.

—Si. —confirmo y se levantó dejando ahí su licuado y tomo su chaqueta de cuero para irse bajo la lluvia también.

—¿Van a venir mañana? —pregunto el "tramposo" como él le había llamado.

—No. —estaba molesto, claro que lo estaba.

Salieron de la sala de juegos y caminaron por la casa para llegar a la salida. Pero les fue imposible seguir su camino cuando de las gradas iban subiendo un grupito de chicas, mucho más grandes que ellos, pero que realmente estaban muy guapas. Sin embargo había una, una era la que a él le gustaba entre todas, la misma que tenía unos preciosos ojos verdes claros, casi tan claros como los grises de él.

—Prima, mamá dijo que cocinaras para que comiéramos —le informó su compañero de ojos verdes a la chica que no paraba de ver ¡Es que era muy guapa!

—Ok, ahora déjanos pasar —acepto ella pidiendo paso con sus demás amigas detrás.

El primo aceptó y se hizo a un lado. Ella pasó pero tropezó el hombro con el pecho de él por accidente y se disculpó tocando su brazo.

Se quedó quieto, se quedó sintiendo aún el toque de ella y se hizo a un lado también para que las demás chicas pasarán para después irse con sus amigos.

Ignoró por completo la reacción que ella había provocado en él, pues es que no debía sentirlo la verdad, además de que ella era mucho mayor que él y este un crío todavía aún descubriendo qué son las hormonas. Salió con su mejor amigo «Owen» despidiéndose los dos de Liam que se quedó riendo triunfante por haberle ganado a Hanniel. 

 Los dos se fueron corriendo bajo la fuerte lluvia, Owen niño con mucha felicidad chapoteándo cada charco que veía, en cambio Hanniel niño solo corría porque sí... su mente vagaba en aquella chica muy guapa y que además era prima de Liam, la misma que tenía diecinueve años y él tan solo doce. 

Tenía que volver a su casa con Daria luego de una semana que se estuvo en la mansión soportándo los fastidios de su hermano menor, ese que le pedía a cada nada jugar con legos ¡Los legos ya eran muy aburridos para él! 

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now