Capítulo 9 | Un faro y un cigarro

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Un faro y un cigarro.



Hanniel

Acaricio con brusquedad mi sien para no levantarme y salir de este lugar.

—Tienes que cumplir tu parte del trato, no puedes andar por la calle haciendo de las tuyas y de esos hombres, eres un maldito criminal, pero...

—¿Sabes qué? —lo interrumpo— Me sabe a mierda lo que tengas que decir, no me jodas que yo sé las cosas que hago. Te dije una y mil veces que el trato era disimular y no salirme.

—La reputación de la familia está en tus manos y no sa...

—Pues te jodes, esa no es mi responsabilidad.

Me levanto de la silla del despacho de Malcom, un hombre que se hace llamar mi padre, pero que para mí es un hombre cualquiera y posiblemente ya muerto.

Cruzo el pasillo de la primera planta y subo llegando a la tercera buscando mi habitación.

—¿Qué harás hoy?

Se me cruza Logan en pijama y sin camisa.

—¿Qué haces así aún? ¿Ya viste la hora?

Se repara como un pendejo y levanta sus manos, despreocupado.

—Fuera de mi camino —espeto.

—Te hice una pregunta.

—Y yo te estoy ignorando.

Lo empujo abriéndome paso, no tengo humor para estar de platiquitas entre hermanos como él siempre quiere.

—¡Yo no tengo la culpa de tu mal humor!

—¡Me vale!

Entro en mi habitación y el celular me comienza a fastidiar en el bolsillo y lo saco con rabia.

—¿Qué? —contesto molesto.

Hann pequeño —es Camille— ¿Dónde estás?

—¿Qué quieres? —reitero pellizcando el puente de mi nariz.

Ay es que... Es que quería... —se tarda mucho en responder y mi paciencia se acaba.

—Habla de una vez Camille que no tengo tiempo.

Okay, okay. Quería pedirte si podías pasar por mí, es que mi auto fue a servicio y el chófer tuvo día libre hoy y no me dará tiempo pedir otro —explica por fin y la vena de la cabeza me palpita por la petición tan tardía que me hace.

—Muy tarde, no estoy en casa —mi voz fría la hace tartamudear.

A-ah perfecto, no hay problema, veré qué hago —se resigna y me quito el celular de la oreja para colgar.

No obstante, la recuerdo casi llorando por lo dramática que es y me devuelvo el celular a la oreja.

—En quince estoy contigo, no quiero esperar.

La oigo reír aliviada y no la dejo responder cuando cuelgo.

—¿Tu frustrada mejor amiga? —se burla Riley en el umbral de la habitación.

Me acerco y arrugo el ceño observándola.

»—Su fastidiosa voz la escuché hasta acá —explica bebiendo de un vaso en sus manos.

Entorno los ojos y me distrae el hecho que su voz salga con completo odio hacia Camille, quien lo único que le ha hecho es nada.

—¿Frustrada?

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now