Capítulo 45 | Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte.

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Canción 

Safe and Sound - Capital Cities 

Mi suerte, tu suerte, nuestra suerte. 

Hanniel. 

El ardor entumece mi hombro con la bala dentro, la sangre brota, pero no le pongo atención porque lo que se lleva toda mi atención haciendo que la sangre me hierva más que nunca se cierne al frente de mí.

—Vaya, vaya, creí que ya no ibas a venir. Cuatro meses eh, te creía mas cabrón —canturrea el hijo de mil putas que aún anda ardido por lo de Lia, por la mierda que ocurrió con ella y ahora viene y sigue con sus costumbre de agarrar gente que nada que ver con mis problemas. 

La mirada no se despega de Collet, de ella que yace amarrada de pies y manos como un borrego en crucifixión, desnuda, expuesta y la angustia arrasa viendo que sangra de diversas partes, tiene los ojos cerrados y el temor de sopesar lo que creo me calcina el interior.

Entre todo capto algo que me comprime el pecho y desvío la mirada siendo imposible seguir viendo. La mente se me bloquea, el odio y la ira me gobiernan y arremeto contra Garret disparando a lo largo del enorme sótano, él esquiva y se cubre con una columna en medio del lugar, dispara y hago lo mismo queriendo ir a donde ella y soltarla de una puta vez, el corazón se me desboca y lo siento con los pitidos de los oídos «Soy un maldito inútil» ¡Un puto inútil que no pudo llegar hasta acá en menos tiempo para evitar todo esto!

Siento que las balas no me sirven de nada, que necesito ir y tomarlo con mis propias manos para arrancarle la piel como se debe. Aún así sigo disparando colocándome al lado de una viga, no tengo control y los ojos captan movimiento al frente de mí, a un lado del sótano y el ver a Dánae asustada y alterada queriendo huir me oscurecen los ojos «Todos son unos asquerosos traicioneros» ¿Qué mierda hace la prima de Chloe? Le apunto y le disparo en los pies, evitando que salga corriendo y que se retuerza del dolor mientras agarro más fuerza contra Garret. 

Es astuto, sabe lo que hace y no por nada me costó llegar hasta acá, es un maldito que sabe defenderse y se aprovechó de la liberación escasa para hacer esto. Estoy consiente del tiempo y me vale todo cuando salgo de cubrirme importándome una mierda si me dispara o no, debo llegar a ella lo antes posible, no soporto verla como está y peor cuando no se mueve ni abre sus ojos en medio de los disparos que hay. 

Me defiendo con la ametralladora, los disparos de afuera se escuchan, la guerra de arriba es evidente y el segundo disparo impacta contra mi brazo, aún así sigo disparando y lo acorralo atinando a la pierna, no espero más y corro a él pero retrocedo en el intento cuando varios hombres salen de una puerta alterna y este sonríe sin dejar de disparar.

Me veo obligado a cubrirme, sintiendo la desesperación y la angustia a flor de piel, recargo los cartuchos y me incorporo siguiendo hasta que escucho mas disparos y...

—¡Lo cubrimos señor, a ella que queda poco tiempo! —Cristóbal se coloca al frente de mí con el grupo de hombres que lidera.

Me desvío viendo como Garret corre también, pero este va a la puerta por donde sus hombres ingresaron y ya lo veo desapareciendo por tercera vez, aun así eso es lo de menos «Que se largue a la mierda, de encontrarlo tengo» Agarro furia pero me quedo por uno segundos frente a ella sintiendo como el pecho se me comprime, las manos me arden y el sentimiento de impotencia me agobia. La cabeza me da vueltas, la decepción sobre mi es tanta, el sentimiento de culpa lo es peor y me acerco a ella maldiciendo en todo los sentidos. 

No abre los ojos y no se como hacer para controlar lo que estoy sintiendo. Saco la navaja y con cuidado rodeo con un brazo su espalda para que no caiga, aprieto los dientes con sentir la protuberancia de su vientre contra mi torso y «¡Es una mierda, todos son una mierda!» 

Hacia lo Prohibido ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant