Un pequeño regalo

1.8K 98 218
                                    

Un pequeño regalo.


Allie.

Levantarme con la entrepierna ardiendo era algo muy común, y mucho más después de sobrepasar los ocho meses de embarazo.

Cómo que el tener al crío más grande me hacía tener más deseo sexual del que me había abstenido desde que ocurrió lo de Collet, desde que ella nos descubrió —a Lionel y a mí— en la cocina de su casa, porque él aún decía que esa era su casa, solo le estaba dando una lección de vida a ella que nunca creyó que llegara a más.

Dejé de verme con él a pesar de la tentación tan enorme que tenía de que me follara duro, o bueno, ya no tanto pero igual solo él era capaz ya de satisfacerme. En la mente tenía solo a Logan y nadie más podía con ese sentimiento que él dejó en mí.

Me dolió mucho la perdida, la muerte de él y saber que muy tarde me dí cuenta que lo quería mucho y no solo como amigo o un follamigo, sino como un novio que me habría fascinado tener.

Por eso mismo fue que fui contra mis límites, los cuales marcaban no quedar embarazada y menos tener al bebe durante mi juventud. Nunca descarté la idea de tener hijos, pero si la idea de que fueran muy a temprana edad. Sin embargo, el que este haya sido de Logan me hizo reconfortarme y levantarme muy bien, aceptando que por algo el retoño quedó prendado en mí.

—Hola —saludo a quien llamé con urgencia— adelante.

Me hago a un lado y la bata que cubre mi cuerpo desnudo se mueve con el aire proveniente de afuera.

Le sonrío y lo tomo de la mano guiándolo a mi habitación, subimos las gradas y puedo sentir como me mira, como sus ojos están plasmados en mi cuerpo. Cuando llegamos lo dejo entrar, seguidamente cierro la puerta y me quedo un momento en la perilla, pensando en si está bien lo que estoy por hacer «Es que ya no aguanto»

Mi desesperación es tanta que pongo el pestillo y me doy la vuelta a él que está sentado en la cama, viéndome, solamente viéndome. Bajo su vista abro el albornoz, dejando ver mis pechos y la voy deslizando quedando completamente desnuda ante él y me acerco abriéndome de piernas sobre su regazo.

—Allie, no creo que esto...

—Solo fóllame, rápido y duro.

—Pero...

—No, por el embarazo no te preocupes. —lo tomo del rostro, fijándolo en mí— lo necesito de verdad.

Me refriego en su entrepierna y la erección comienza a crecer. Yo sé que le cuesta verme embarazada pero sé también que le gusto tanto como la primera vez, que lo caliento con mi coño y eso es suficiente.

Lo beso antes de que se arrepienta, pongo mis manos en sus hombros e introduzco mi lengua en su boca, él me corresponde y luego de que la negación se le vaya me agarra de las caderas y me presiona en su bulto, en su empalme ya muy notorio y me separo de su boca cuando baja por mi cuello con besos húmedos, se prende de mis pechos y me muerdo los labios sintiendo lo rico que es esto.

Joder, es que el sexo es maravilloso.

Llevo mis manos a su pantalón, urgida y deseosa. No protesta y saco el pene que cuando éramos novios me comí tantas veces como quise.

—No vas a montarme así —dice cuando intento que se recueste. Yo arrugo las cejas y me da un casto beso— eres una salvaje cuando estás arriba y no me digas que eso no es riesgoso.

Volteo los ojos, me relajo y me carga colocándome sentada ahora en la cama.

—Eres un aguafiestas Liam.

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now