Capitulo 16: La frialdad ocasiona estragos

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ACTUALIZACIÓN DE LOS MIÉRCOLES 🙂
(No olviden votar y comentar para actualización adicionales a la de los miércoles)

Fue un momento algo incómodo. Su mirada, mi silencio, su rostro y mi corazón que no sabía si amarlo u odiarlo por sus palabras en el momento en el que más perdida me encontraba.

— Alicia..., me alegra que hayas vuelto.

Respiré profundamente, no sabía muy bien qué responder pero no lo pensé mucho. Creo que fue la primera vez que contesté tal cual lo sentía y lo pensaba. Serena pero con cierto desdén respondí.

— Hace unas horas quería morirme. Estuve a punto de quitarme la vida pero alguien me hizo ver las cosas desde otro punto de vista.

— Alicia..., quiero...

— Déjame terminar..., por favor.—Miré el anillo que tenía aún en el anular y con un profundo dolor y desesperanza me lo quité sin dejar de mirarlo.— Quiero ser honesta contigo, estoy cansada de los secretos y..., de vivir aparentando lo que no somos. Te oculté la verdad sobre la muerte de Caterina porque en un principio quería vengarme. Me llene de ira, de rabia. Me elevaste, me hiciste conocer el amor para luego destruir lo que tú mismo habías reparado. Tal vez tú tienes la sangre fría para vengarte de las personas que dices amar, yo no la tengo. No pude vengarme de ti porque te amo. No podría ver sufrir al hombre del que estoy enamorada. Se me salió de las manos, no te dije la verdad después porque quería dejar todo atrás, no quería remover el pasado, tenía miedo de hacerlo y que otra vez ese mismo pasado nos separara. Fallé, fui una tonta porque no era ese secreto lo que me separaría de ti, sería yo misma y mis inseguridades. Esa es la verdad, no hay ninguna otra. — Derrame una lágrima sintiendo un enorme nudo creándose en mi garganta— No tomé alcohol, te lo juro por nuestra hija. No había tomado una sola gota de alcohol la noche en que Sofía tuvo el accidente. Solo tomé un té y unos analgésicos, no recuerdo nada más.

— Alicia, eso ya pasó y quiero que...

Interrumpí con sequedad

— No estaba borracha, pero tampoco estaba bien y hablar esto es difícil..., para mi. Pero creo que tengo que hacerlo porque ya no quiero seguir cargando con más secretos. Tienes razón, tuve la culpa de la muerte de Aurora, tuve depresión post parto y no la supe manejar. Pedí ayuda a Ryan y él solo se burló. Te pedí ayuda a ti e ignoraste todos mis mensajes. Es difícil para mí aceptarlo, pero es estupido seguirlo negando. Tuve miedo a que se repitiera pero está pasando otra vez. No puedo estar cerca de nuestra hija como debería. Por más que lo intento, algo en mi me lo impide. Ni siquiera esto me ha hecho tocar una sola gota de alcohol.

Alessandro se acercó a mí, yo aún estaba algo resentida con él. Ya no sabía si me amaba o solo era la costumbre de estar a mi lado y su corazón dadivoso solo quería hacer un acto de caridad conmigo. Tocó mis mejillas pidiéndome perdón por todo lo que había dicho aquella ocasión. Veía sinceridad en sus ojos, pero no sabía hasta cuando podría soportar aquel sube y baja de emociones. Aquellos ojos, aquel rostro perfecto y sus labios gruesos, suaves y cálidos eran el único refugio donde podía encontrar además de amor, paz. Era algo que no podía, no quería perder. Algo brillaba en mi cada vez que lo tenía cerca, podía estar enojada con él más aún así nada más de tenerlo cerca llovían mil rayos dentro de mi y aquel "algo" seguía brillando y en ocasiones sentía que chispeaba y no sabía qué hacer con tanto. Por esa misma razón no podía seguir esperando a que él me dijera que sucedía. Es que él no entendía el amor que le tenía y el hecho de que si le pasaba algo, yo moría con él.

— Estaré siempre a tu lado. Encontraremos a los mejores especialistas para que te ayuden a poder estar cerca de Sofía. Haremos lo que sea para que estés bien. No tienes que pedirme perdón por nada. Soy un imbécil, quién te tiene que pedir perdón soy yo. Me vengué y al final no tenías nada que ver con la muerte de Caterina. Sin darme cuenta dañaba a la mujer que amo sin razón alguna.

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