Capitulo 45: Cuentas

2K 329 116
                                    

Actualización de los miércoles atrasada 😂

Apenas podía sentarme sin sentir un ligero dolorcito. La luz del sol me despertó y al abrir los ojos lo primero que vi fue un cielo hermoso y despejado en aquel techo panorámico. Sonreí, por primera vez sonreí genuinamente. Me sentía feliz y era algo que no sucedía hace mucho tiempo. Mi cuerpo estaba dulcemente dolorido pero al mismo tiempo relajado. Miré hacia el lado y busqué entre las sábanas pero Alessandro no estaba. En su lugar había una rosa junto a una nota. Sintiendo el corazón rebotar como una pelota la agarré y la leí con una sonrisa enorme en el rostro.

"Contigo, el amor sabe a gloria. Cada día de mi vida a tu lado es descubrir un nuevo placer. Te amo amor mío"

Llevé la rosa a mi nariz y cerrando los ojos sonreí dándole gracias a Dios por mostrarme esta nueva vida. Me puse en pie y tras cubrirme con un albornoz fui a buscar a Alessandro. Aquella casa era inmensa; la había diseñado pero jamás pensé que llegaría a ser tan grande. Caminé en puntitas hasta la cocina y ahí estaba tan sexy y jodidamente morboso mi querido esposo. Solo tenía un chándal puesto y su torso estaba totalmente descubierto. Estaba cocinando o al menos haciendo el intento y para mi eso era lo más tierno del mundo.

— Buenos días amor

Se volteó y al verme sentada en el taburete respondió con una sonrisa.

— ¿Cómo despertó su excelencia?

— Muy pero muy hambrienta

— ¿Ah sí?

— Ajá

— Yo también lo estoy. Quizá en un rato termine por comerte completa.

— Eso espero — Carcajeé — hablando de todo un poco, ¿Como sigues?

Fingiendo no entender de qué hablaba seguio batiendo unos huevos. Eso me jodia porque sentía que en ese tema siempre iba en círculos. Me dijo escueto que estaba bien y se sentía mejor que nunca. Le aterraba la idea de esa operación y más le aterraba la idea de quedar paralítico pero la vida era arriesgar para ganar. Yo en cambio creía que era solo una de esas pruebas nefastas que se podían vencer saliendo victoriosos. Cada minuto contaba y su terquedad así mismo aumentaba. Miré mi desayuno sintiendo que el hambre se había ido por un tubo.

— ¿Me ves como una especie de deseo final?

— ¿A qué te refieres?

— A todo esto. Es hermoso, me encanta y no quiero que acabe. Pero siento que es como una burbuja que en cualquier momento va a explotar. Vives el momento, lo feliz del ahora sin preocuparte en el después.

Alessandro dejó de desayunar y su rostro se puso serio. Ya esperaba otra pelea, otra discusión en la cual no nos podríamos de acuerdo. Luego de meditar callado unos minutos me miró y sereno comentó.

— Por muchos años me preocupé por mi futuro. Creo que desde que tengo uso de razón he vivido pensando en el futuro sin vivir el presente. He planeado cada paso que doy, he cuidado la mayoría de mis decisiones. Siempre he tratado de planificar mi vida y ahora después de tanto tiempo he comprendido que perdí años valiosos de mi vida. Quizá no me entiendas, de hecho creo que nadie podría porque habría que estar en mi lugar. Tendrías que tener un tumor en tu columna creciendo día a día recordándote con dolores insoportables que en algún momento todo acabará. Tendrías que sentir lo que es no poder caminar erguido porque el dolor y malestar me vence. Tendrías que vivir día a día con la angustia de morir en cualquier momento para comprender como veo ahora la vida.

— Son excusas. Hay opciones, hay maneras de evitar que te mueras. ¿Joder que acaso no piensas luchar aunque sea una sola vez?

Sonrió tenue y tragando saliva asintió con la cabeza.

La teoría del amor Where stories live. Discover now