Capitulo 46: Cambia el juego

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Actualización de los miércoles

Las manos me temblaban mientras leía las instrucciones de la cajita donde venía una prueba de embarazo. Debía estar loca, un embarazo era poco probable. A duras penas logré quedar embarazada de Sofía. Negada a esa posibilidad guardé la cajita en el neceser y sacudí la cabeza suspirando aún algo nerviosa. Salí del tocador y Alessandro estaba sentado en la cama mirando al suelo. Aunque su rostro intentaba demostrar que estaba bien, lo conocía demasiado como para creer solo sus palabras.

— Debes descansar

— Estoy bien

— No lo estás.

Seco insistió

— He dicho que estoy bien.

— Mírame — Levantó la mirada decaído — Soy tu esposa, no me mientas.

— No deseo que te preocupes

— Ya lo estoy. Dime qué ocurre.

— Es solo el mismo dolor de siempre. Nada que no pueda manejar.

— Quédate aquí a descansar. Estarás mejor en un rato.

Negó con la cabeza

— Ha llegado el detective que contraté para encontrar a tu niña. Tengo que hablar con él.

— Lo haré yo. Amor, descansa. Hazlo por mí.

A regañadientes se quedó tumbado en la cama y aunque deseaba hablar con ese hombre me daba miedo las noticias que tuviera para dar. Bajé las escaleras y tanto ajetreo no me había dejado percatarme de la pila de regalos que habían enviado para mi y Alessandro. De todos aquellos regalos uno me llamó la atención. El color del papel que lo envolvía se me hacía conocido y no lograba recordar de donde. Lo agarré y busqué quien era el remitente pero por ningún lado pude hallarlo. Rasgue el papel y en mis manos quedó una pequeña caja aterciopelada. La abrí lentamente, junto a una nota había una rosa negra y dos golondrinas plateadas. «Viviré en ti y tú vivirás en mi, todos los días..., hasta la muerte, Alicia» aquella caja con aquellas golondrinas fue el regalo de bodas que recibí de Ryan cuando me casé con él. La caja cayó al suelo y no logré salir del trance que el miedo me había provocado. Rosa bajó las escaleras y al verme recogió la caja preguntando.

— ¿Se encuentra bien señora?

— ¿Quién trajo esa caja?

— No tengo idea. Han llegado decenas de regalos diarios.

— ¡Me importa una mierda! ¡Quiero que investigues quien trajo eso aquí!

— Así será señora. Puedo decirle algo, en ocasiones el pasado no nos deja, solo nos hace creer que lo hace.

Ya no creía que estuviera loca, si Ryan no estaba vivo alguien quería que lo creyera y encontraría a la persona. Sequé mis lágrimas y caminé hacia el despacho donde aguardaba el detective que Alessandro contrató. Se me hacía difícil acostumbrarme a que ahora me llamaran "majestad" y me hicieran reverencia. Por años recibí humillaciones y ahora que recibo tales cosas se me hace hasta un poco difícil de creer. Entré al estudio y el detective me recibió con sumo respeto guardando las distancias condescendientes a mi título real. Me senté frente a él y suspirando algo tensa comenté.

— ¿Tiene alguna novedad?

— Su majestad, debo decir que las pistas que me ha dado el duque son algo escasas y dispersas. Un ataúd vacío con rocas en lugar de un cuerpo. No fue muy fácil dar con algo concreto.

— Dígame que tiene algo más que decir que eso que ya sé.

Asintió con la cabeza y mirando los informes que había traído comenzó a ojearlos mientras yo moría del nervio lentamente.

La teoría del amor Where stories live. Discover now