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Andrea sirvió té helado para ella y su hermana. Betsy ya estaba más relajada, aunque sin asimilar lo que había sucedido entre ella y Natán. Su hermana volvió a sentarse junto a ella para apoyarla.

—¿Crees que tenga que ver con Fernanda?—preguntó Betsy.

—No lo sé, su aparición es muy extraña, pero no creo a Natán capaz.

—No me refiero a que quiera algo con ella, más bien es porque a veces Fernanda suele malinterpretar todo.

—Fernanda es muy venenosa, eso es lo que quieres decir.

—Sí, a veces.—dijo como si no tuviera permiso de admitirlo.

—Bueno, ¿Qué pudo haber dicho o hecho para transformar a Natán así?

Betsy se puso nerviosa, sabía que en algún momento tendría que hablar sobre la infabilidad de su compromiso y que no estaba segura si Natán realmente lo había hecho de corazón.

—¿Te cuento algo?—declaró—No sé si Natán y yo estamos preparados para casarnos.

Andrea se quedó pensativa con el ceño fruncido.

—¿Por qué lo dices?

—Él comenzó a actuar raro después del compromiso, tal vez no tiene mucho que ver con Fernanda. Dejó de hablarme, se alejó de la familia y luego cambió de trabajo de un momento a otro.

—Betsy, el compromiso no significa matrimonio, es otro proceso parecido al noviazgo, no quiere decir que deban casarse enseguida, pero sí es algo que te dice que quieres elegir a esa persona para el resto de tu vida. Creo que ese fue el mensaje de Natán al darte el anillo, no tiene que estar listo.

—Bueno, ¿Entonces por qué actuó así?

Andrea sirvió más té para la dos y luego se acomodó con los pies subidos al sofá.

—No le des tantas vueltas, podría ser algo más personal.

—¿Cómo qué?

—Betsy, yo que sé, tu lo conoces más que yo, pero estoy segura de que él te ama.

—Bueno, él nunca lo ha dicho.

—A veces las palabras no significan nada cuando se ha demostrado ardientemente con el corazón.

—Pero él se calla demasiadas cosas, algunas que me harían tanto bien al escucharlas.

Natán se presentó al hospital para firmar los últimos documentos sobre la herencia. Entró primero a la oficina de Brandon antes de ver a su padre, él le había pedido pasar para hablar algunos detalles.

—Buenos días—dijo Natán antes de cerrar la puerta.

Esta vez iba vestido de traje, pensaba en como se vestían todos los ejecutivos, incluyendo a su hermano y creyó que era buena idea si cambiaba un poco su forma de vestir.

—Wow, mírate—señaló Brandon—pareces todo un Ferd.

—No te sientas intimidado—lo bromeó.

—No lo estoy. Pero te aconsejo que busques guardaespaldas, vestido así te pueden secuestrar o te llevan para obligarte a hacer negocios sucios.

Natán sonrió y prosiguió a sentarse.

—No exageres.

—No lo hago, es en serio. Escuché que mi padre acaba de transferir todas sus cuentas a tu nombre.

—¿Cómo dices?—habló Natán con rostro gélido.

—Sí, lo que oíste, seguro te lo dirá ahora. Y si quieres puedo prestarte a uno de mis guardaespaldas mientras encuentras uno. Yo lo pagaré, saldrá más barato que pagarte un rescate.

—Como quieras.

—Eres heredero de unos cien millones ahora, ¿Qué piensas hacer?

—No tengo idea. Pero dices que tu padre a pasado sus cuentas a mi nombre, ¿de qué piensa vivir?

—Tiene una pensión de diputado, eso seguro es suficiente.

Después de una larga charla con su hermano sobre cómo actuar en caso de un secuestro, Natán se dirigió a la oficina de su padre. Cuando abrió la puerta sólo encontró a Louis sentado en el lugar del señor Ferd.

—Bienvenido señor exitoso.

—¿Dónde está tu jefe?—preguntó Natán.

—No vendrá. Me pidió que te diera a firmar algo más.

—¿Sus cuentas a mi nombre?

—Veo que ya te enteraste—dijo Louis de forma irónica.—Así es, el señor Ferd me dijo: transfiere todas mis cuentas al bastardo lo antes posible.

—Así me dice de cariño—mencionó Natán con ánimos de intimidar a Louis.

—Qué tierno—respondió abriendo una carpeta.

—¿Y por qué quería que fuera lo antes posible?

Louis se puso nervioso y no respondió, le pasó la carpeta con un bolígrafo a Natán mostrando una expresión neutral.

—Limítese a firmar, le conviene.

Natán firmó sin detenerse a leer, Louis comenzaba a caerle pesado con el simple hecho de estar de lado de su padre. Tomó la otra carpeta antes de que Louis se la alcanzara y la firmó igual que la anterior.

—¿Algo más?—dijo y se guardó el bolígrafo en el bolsillo.

—Contrate un guardaespaldas—concluyó Louis guardando las carpetas en una gaveta.

Natán volvió a pasar por la oficina de Brandon para pedirle a uno de sus guardaespaldas. Ahora no parecía una idea tan loca.

—Le diré a Henry que te acompañe, es el que tiene más experiencia. También será tu chófer.

—No necesito uno.—se rio Natán.

—No es muy ético que el guardaespaldas sea copiloto.

Natán asintió, si él lo decía era por algo.

—Por cierto, saldré la otra semana, no estaré en el país por alrededor de un mes. ¿Te harías cargo del hospital?

—¿Quieres qué...?—balbuceó Natán.

—Solo tendrás que venir una vez por semana, y yo pediré un informe por correo.

—Está bien, supongo que ahora también es mi trabajo.

Natán regresó a casa bastante turbado por todas las revelaciones del día, no entendía las pretensiones de su padre, no solo le estaba dando algo que le correspondía, más bien estaba dándole todo lo que le quedaba. Cómo si de repente se hubiera cansado tanto de ser rico y exitoso que decidió darle la maldición a su hijo menos querido.

Desde el principio había pensado que era una locura, no tenía sentido lo que su padre hacía, y mucho más ahora. Aparte de sus confusiones acerca de su padre, estaba el asunto de Betsy, había tratado de tomarlo con calma, tenía la esperanza de que su vida volviera a la normalidad o al menos se mantuviera estable en su nuevo estado, después podría contarle a Betsy y todo volvería a ser como antes.

Lo que no sabía es que ella ya se había cansado de esperarlo, de tratar de entenderlo y en su intento estaba realmente lastimada. Ya no esperaba nada de él y no estaba  dispuesta a hacerlo nunca más.

Siempre Betsy (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora