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Betsy no lo soltó en ningún momento hasta llegar al sillón donde se encontraba Ben. Él no se dio cuenta en qué momento regresaron, solo supo que de repente estaban ahí.

Betsy recostó la cabeza en el hombro de Natán, él mantuvo la misma postura y expresión. Veinte minutos más tarde Brandon estaba en la sala.

—¿Qué ha pasado?—dijo jadiando como si hubiese corrido un maratón.

Ben lo miró con el ceño fruncido sin ganas de responder, Natán ni siquiera parecía escucharlo.

—¿Alguien va a decirme?

—Está muerto—escuchó la voz de Emma detrás.

Volvió a mirar y la vio emarañada y con un café en la mano. Ella se sentó frente a Ben mirándolo fijamente.

—¿Tengo algo en la cara?—se molestó.

Brandon miró a Natán y Betsy para saber si ellos podían decirle algo, al ver la expresión en sus caras se dio cuenta que Emma no mentía.
Brandon se sentó a la par de su hermana, se tomó la cabeza entre las manos, luego se inclinó hasta hundir su rostro sobre las piernas. Movía el cuerpo por los sollozos silenciosos. Emma tendió la mano sobre su esplada y lo acarició suavemente.
Betsy finalmente dejó fluir las lágrimas al ver a Brandon devastado. Natán la abrazó muy fuerte dejándola llorar sobre su pecho.

—¡Vamos!—replicó Ben—todos sabíamos que este día llegaría.

—¡Cierra la boca!—se alteró Emma.

—No me calles bruja estúpida.—la señaló con el dedo.

—¿En serio vas a hacer esto ahora?

—¿Qué esperas?, ¿Quieres que me tire al piso a llorar y lamente el no haberme despedido porque soy un terrible hijo?

—Este no es el momento—respondió con los ojos húmedos y enrojecidos.

—Vamos hermanita, dilo, ya que él no está aquí para restregarmelo en la cara.

—Ben, cállate ahora.

—¿O qué?

Brandon se levantó de repente y se tiró sobre Ben, lo tomó del cuello y lo mantuvo quieto contra el sillón. Natán se movió hacia la esquina arrastrando con él a Betsy.

—Ella te dijo que te callaras—masculló Brandon casi rosando la nariz de Ben.

—Te irás al infierno—se burló.

Brandon lo soltó y volvió a sentarse en el mismo lugar. Sacó un pañuelo del saco y se secó las mejillas.
Permanecieron en silencio unos minutos más. Grettell y Harry aparecieron más tarde, se unieron a ellos sin romper la calma que mantenían.

Betsy levantó la cabeza un momento para conocer a los otros dos hermanos, hasta ese momento no sabía de ellos. Miró detrás de ellos hacia la puerta de la habitación del señor Ferd, de un momento a otro salió unos de los doctores seguido por una enfermera, se incorporó cuando vio que se acercaban. Natán notó su movimiento y desvió los ojos hacia el mismo lugar. Brandon se giró al mismo tiempo que Emma, los otros tres se dieron cuenta hasta que el doctor estuvo de frente.

—¿Son la familia del señor Ferd?

—Así es—respondió Brandon.

El suspenso se apoderó de todos. Esperaron atentos a lo que fuera a decir.

—Su padre, lo hemos salvado.

Todos cambiaron la expresión de curiosidad por una de confusión.

—Solo ha sido una recaída, ahora está insconciente, esperamos que despierte pronto. Les pido que mantengan la calma, por ahora no puedo decirles más. El señor Ferd está bien.

El doctor se retiró apenas le agradecieron la noticia. La paz reinó de repente en cada uno, aunque no en absoluto, no se podía afirmar que todo iría bien.

—Tanto drama por nada—refunfuñó Ben.

Natán se levantó y caminó hacia el ascensor. Betsy temió por él y lo siguió. La dejó entrar con él guardando silencio hasta llegar abajo.
Cuando se abrieron las puertas, Natán solo dio algunos pasos débilmente hacia afuera, volvió a ver a Betsy con los ojos aguados, una lágrima descendió por su mejilla izquierda. Ella se lanzó para abrazarlo, él respondió con fuerza. Comenzó a sollozar hasta que el llanto se hizo notar con gemidos cada vez más agudos. Betsy acarició su espalda sintiendo como él mojaba su hombro con lágrimas.

—Está bien—le susurró—él estará bien.

—No—dijo casi como un suspiro.

—Se va a recuperar.

—No Betsy—se soltó del abrazo y la miró fijamente con el rostro agobiado—quería que se muriera—espetó muy seco entre lágrimas.

Betsy se inmutó y dio un paso hacia atrás. No creía lo que acababa de oír, ni si quiera estaba segura si había escuchado bien.

—Quería verlo bajo tierra—siguió con la voz ronca como si quisiera alzarla y al mismo tiempo se le tensara a causa de los sollozos. Betsy sentía que iba a hiperventilar, comenzó a respirar cada vez más rápido.

—Es lo que más deseo. No puedo amarlo—remarcó como un gruñido—no puedo amarlo Betsy, no puedo.

Se dejó caer contra la pared y se deslizó hasta el suelo llorando como un niño.

Betsy nunca lo había visto así, estaba asustada y sin poder asimilar ninguna de sus palabras.

—No puedo—repetía agudamente—no puedo, no puedo.

Betsy se acercó despacio hasta sentarse a su lado. Natán no podía detenerse y ella tenía miedo de que confesara algo más, algo que no fuera capaz de aceptarle. Natán se acurrucó entre sus brazos, Betsy se mantuvo serena sin tener más remedio que quedarse junto a él.

—Lo odio...—susurró—lo odio muchísimo.

Betsy se separó para mirarlo a los ojos, le enmarcó el rostro entre sus manos dejando que las lágrimas la empaparan también a ella.

—Me duele—continuó sosteniéndole la mirada.—solo quiero más tiempo para poder perdonarlo, no sé si tenga una oportunidad.

—La tendrás...

—¿Qué tal si no despierta?

—Lo hará, Nate, claro que lo hará.

Ella volvió a abrazarlo. Después de un largo rato Natán se fue calmando. Betsy le limpió las mejillas con sus pulgares mostrando una sonrisa apagada. Posó sus labios en su frente por unos segundos como un largo beso improvisado. Él hundió su rostro en su cuello, respirando solo a Betsy, dejándose llevar, diciéndole a su mente y a su corazón que aquel era un lugar seguro. Betsy cerró los ojos acariciando su cabello negro medio rizado. No quiso preguntarle nada ni cuestionarlo, él le diría, algún día podría sacar todo lo que sentía, solo esperaba que no fuera muy tarde.

Siempre Betsy (Parte 2)Where stories live. Discover now