Capítulo 4 parte A

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El compañero que iba con ella, fue el que caballerosamente le abrió la puerta de su casa.

Dadas las gracias y quitándose un sombrero, Karen Kreis caminó por el recibidor, siendo precisamente recibida por una empleada, la cual, notificaría la ausencia del mayordomo que volvería pronto al preguntarse por él.

Ordenado té que sería llevado al porche, la guapa actriz de teatro, —luego de entregar su artículo a la doméstica—, tomó de la mano a su nuevo novio, y hacia aquel lugar mencionado se dirigieron, cuestionando él en el trayecto:

— ¿Tu hija no está en casa?

— No lo creo. Es hora de colegio.

— Pero, ya son vacaciones, Karen.

— ¿En serio? — ella sonrió estúpidamente; y descarada, sonaría al decir: — ¡qué despiste el mío!

Consiguientemente, ella se atravesó a un paso para colgarse del varonil cuello y responsabilizar:

— Pero de eso, tú tienes la culpa, querido.

Éste intentaba quitarse unos brazos conforme decía:

— No deberíamos estar aquí; en la casa de tu marido.

— No te preocupes por él. No lo sabrá.

— La servidumbre podría enterarlo.

— De ellos me encargo yo. Ahora, bésame, Clark.

El mencionado así lo hizo, poniendo sus manos en el cuerpo femenino que poco a poco y sin recato alguno se fue palpando y haciendo excitar, acabando aquel acto clandestino en el diván que decoraba bonitamente la sala en el porche.

La empleada que hubo preparado el té y sobre una charola lo llevaba, al ver que una puerta se cerraba, se regresó a la cocina, preguntando la encargada de esa área:

— ¿Ya volvieron a encerrarse?

— Dirás a nosotras —, en la mesa se dejó lo cargado. — Ellos ya no tienen vergüenza que no les importa si alguien los ve por fuera.

— Pobre del señor, tanto que trabaja para ser pagado de esta manera.

Lamentó la cocinera que no tenía mucho tiempo laborando ahí, y que revisaba algo de comida en la estufa.

— No te creas. A él poco le ha interesado la vida de su esposa.

— Entonces, ¿por qué se casaron?

— Por Blanch; quien por cierto, a esta hora —, se miró un reloj de pared, — ya estará en Illinois.

— Y Hernie y Ruth en camino.

— Sí; y esperemos que no se tarden, porque la señora volverá a preguntar por él. Le dije que había salido con su hija que necesitó algo de urgencia.

— ¡Tremendo coraje que hará cuando sepa la verdad!

— Y no es por nada, pero ¡bien que se lo merece! por ser una mala madre que también da mala influencia a su hija. Ojalá y el patrón llegara de pronto para encontrarla haciendo sus desfiguros y de una vez le quitara la custodia y se la llevara con él a California.

— ¿Tiene mucho tiempo allá? — alguien quiso saber.

— Uh sí. También era actor de teatro, pero de un de repente decidió irse para hacer cine.

— Úrsula —, se volvieron a ella para cuestionar: — ¿es cierto que lo dejaron plantado en la iglesia?

— Sí.

PRISA POR OLVIDARDove le storie prendono vita. Scoprilo ora