Capítulo 9 parte B

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¿De quién se trataba? hubo sido la pregunta hecha de un empleado. Y debido a los años que tenía de elaborar para la familia se lo nombró. Sin embargo...

— ¿Quién es Neil Regan, George? — cuestionó el jovencito.

— Es... miembro de la familia.

— Y si lo es, ¿por qué debemos prohibirle la entrada?

— Es todo, muchachos — ordenó Johnson, esparciéndose inteligentemente los hombres para que Alistar fuera enterado en privado. — Es el hombre que hirió a tu tío Albert.

— Pero, ¿no estaba en la cárcel? — se inquirió.

— Hemos sido notificados que ha cumplido su sentencia, y por ser parte de Los Ardley, viene a exigir su herencia.

— Pero, la familia ya no tiene nada, excepto...

El asentimiento de cabeza por parte del moreno, no dejó al chico terminar, sino indagar:

— ¿Cómo es?

— Aunque lo reconocerás de inmediato, es trigueño, de ojos color marrón, medianamente alto, tal vez fortachón —, debido al tiempo encerrado, — delgado, en fin, debes tener mucho cuidado con él si llegas a topártelo.

— No te preocupes; lo tendré. Lo que me intriga, George, es... ¿cuántos secretos más oculta mi familia?

— Si ellos no quisieron decirte fue para...

— ¡Alistar!

Desde el inicio de la escalinata, Blanch lo hubo distinguido.

Un saludo de mano lejano él le dedicó a ella, dejándose a George para ir al encuentro de la joven la cual decía:

— ¡Qué bueno que te encontré pronto!

— ¿Por qué? ¿Necesitas algo de mí, B.G.?

— ¡Bien sabes que sí! —, ella se puso en jarras para demandar: — Así que, dime ¿qué averiguaste?

Alzándose de hombros, el ojo azul sería honesto al decir:

— No mucho. ¿Y tú?

— Nada —, Blanch se escuchó frustrada, diciendo de: — Papá es... muy reservado para muchas cosas.

— En cambio, el mío lo sabe; y definitivamente no quiso decir nada, pero...

Los dos jóvenes guardaron momentáneamente silencio al pasar George a su lado.

Ya que lo vieron perderse por la puerta por la cual Blanch apareciera, ella precisamente insistiría al volver a estar a solas:

— Pero, ¿qué?

— ¿Qué clase de sentimientos tienes para con tu padre?

Hubo sido la inesperada cuestión un tanto reprochadora por parte del joven que sacó de concentración a la chica que expresaría tontamente:

— ¡¿Eh?!

— ¿De verdad no lo oíste o te lo repito otra vez?

— ¡¿De dónde vino eso tan... de repente?!

— Es necesario que lo contestes, porque... —, él la miró lastimeramente, — no creo que vaya a gustarte oír lo que me dijeron.

Su femenina intuición la sacó a relucir al decir:

— ¿Que es miss Ardley la Candy que tu padre mencionó?

— ¡¿Cómo lo supiste?! —, grandes ojos Alistar abrió.

PRISA POR OLVIDARWhere stories live. Discover now