Capítulo 8 parte A

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Con su partida, ese invierno se había convertido en el más frío y crudo de toda su vida.

Una elección se hubo tomado, y con ella, ya no había marcha atrás.

Aun sin amarla, él se quedaría a su lado, porque así lo dictaba la obligación, haciendo caso omiso a lo que su corazón deseaba: salirse de su pecho para ir detrás de su verdadero amor.

Ese que no se giró más a verlo y se le había sugerido seguirlo ya que según Susana no quería hacerlo sufrir con su egoísmo.

Pero cuando oyó la decisión tomada, la rubia ojo azul lloró de emoción y construyó castillos en el cielo, mismos, que comenzarían a derrumbarse en el momento de que Terry se mudó a vivir con ella, la cual, sólo disfrutó de su presencia breve tiempo porque...

Ser actor era un propósito que conseguiría por sí mismo.

Para ser Romeo no sólo aportó su talento, sino la ilusión de que Candy fuera a verlo.

Suscitado el accidente con la rubia actriz, Terry se dio cuenta de cuánto egoísmo lo rodeaba.

A nadie le importaba quién sufría o lloraba, sino que el show debía continuar.

Él intentó hacer su mejor esfuerzo, pero el dolor era cada vez más intenso, que definitivamente, luego de acabada y criticada severamente su última interpretación, renunció, importándole lo mismo que a ninguno de sus compañeros.

Por ende, al salir del teatro, también saldría de la vida de Susana, y con suerte de que un rayo lo partiera en dos en el camino para de una vez acabar con la situación en la que estaba.

No la soportaba, porque ella no era la mujer que por las noches soñaba encontrar en casa.

No era su pecosa, pero tampoco podía buscarla una vez que se prefirió a Susana, quien para no odiarla, dejaría de verla, yéndose a encerrar primero a su apartamento, y después salir sin llevar rumbo fijo para vagar con su pena e intentar ahogarla en cualquier lugar.

Así rodó por meses y meses, y cuando se dio cuenta ya estaba lejos y el dinero había escaseado.

Para conseguirlo, él entró a ese teatro de malo aspecto, que mientras le cubriera su necesidad qué importaba que lo abuchearan cuando más había perdido y con ello su dignidad que sería rescatada por una visión angelical.

De menos edad, ya habían sido presentados; pero de estarlo bebiendo día y noche, el alcohol se convirtió en su mejor amigo: el único que lo ayudaba a olvidar. Y así lo tuviera embrutecido, lo prefería a tener qué pensar.

Por eso, Terry no hablaba haciendo enfadar a la audiencia que de pronto dejó de escucharse. Él se centró en ello distinguiendo al fondo de la carpa un ser que era muy parecido a...

No, Candy no podía ser. Su perturbada mente lo estaba engañando, pero... ¿por qué su corazón palpitaba tan fuerte? ¿porque su imagen era muy real, así como sus lágrimas y entristecidos ojos, además de estarla oyendo interiormente?

Sumando a estos actos, el llamado que brotaba de lo más profundo de su corazón y la energía proveniente de la audiencia, luego de verificar e insistir que su presencia hubo sido parte de una alucinación, aún así Terry fue despertado de su larga pesadilla.

Por lo tanto, tuvo que armándose de valor para reconstruir su reputación al volver prontamente a la compañía teatral y a Susana quien lo recibiría sonriente y sin reproches; recriminaciones que una madre tampoco haría a petición de una hija, la cual continuaría actuando el mejor papel de su vida: la de víctima hasta que...

PRISA POR OLVIDARWhere stories live. Discover now