Capítulo 7 parte A

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Masajeándose las sienes, Alistar la encontró.

La puerta de la oficina estaba abierta, y él se coló sigilosamente hasta quedar de frente a ella, la cual, luego de arrojar un largo suspiro, abrió los ojos y lo vio.

— Al, hijo, ¿tienes rato aquí?

— No, tía, vengo llegando.

— ¿Estás bien?

— Decir que sí te estaría mintiendo, pero, te veo tan estresada que ya no sé si preguntarte.

— ¿Acerca de qué?

Candy se puso de pie para acercarse, tomarle la mano e ir al sofá para ocuparlo mirándose de frente.

— ¿De dónde conoces al señor Graham?

— Oh, fuimos compañeros de colegio allá en Londres.

— ¿También de papá?

— Sí, claro. Y de Annie, de Patty, de Stear.

— Ya entiendo.

— ¿Qué cosa?

— ¿Eran amigos?

— En sí, sólo de Albert, y digamos que mío. ¿Por qué lo preguntas?

La frustración maternal en ella consiguió que Candy volcara todo su amor en ese chico; y con cariño, comenzó a acariciarle su cobrizo cabello conforme él la cuestionaba:

— ¿Fue tu novio?

— ¡¿Quién?!

Ella se quedó congelada por segundos ante tal acertada suposición.

— El señor Graham.

— ¿De dónde sacas eso?

Candy dejó de hacer lo que hacía para ponerse de pie.

— Mi padre acaba de tener un altercado con él y...

— ¡¿Dónde?! — hubo preguntado la pecosa girándose.

— En el rosedal. Yo venía de las cabellerizas y vi a Blanch con su padre. Me acerqué y... escuché su conversación.

— ¿Oíste algo que te incomodara? — cuestionó la rubia ante un gesto de su sobrino.

— Sí.

— ¿Qué fue?

— Creo que Blanch está enamorada de su progenitor.

— ¡¿Por qué lo dices?! — Candy se escandalizó.

— Cuando lo saludó por primera vez, lo besó en los labios.

— ¿Ah sí?

— Lo pregunté, pero se me dijo que así lo habían acostumbrado entre ellos; pero al verlos sentados en la banca y lo que ella dijo... me está haciendo dudar.

— ¿Qué le dijo?

— Que se quería ir a vivir con él y con suerte de casarse. El señor Graham rió y Blanch reconoció su locura dicha, pero... no lo sé.

— ¿Es que acaso te gusta?

— Es... una chica diferente, y... bueno, a lo que venía, papá los vio también; y una furia se apoderó de él y fue a confrontar al papá de esta alumna. Y entre saludos iracundos y sarcásticos salió, que el señor Graham venía por algo que le pertenecía y a mi padre se le escapó decir que tú ya habías dejado de serlo. ¿Es verdad?

PRISA POR OLVIDARWhere stories live. Discover now