Capítulo EPÍLOGO parte A

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El verano en el Instituto Lakewood llegó a su fin.

Con la conclusión del curso, una a una de las señoritas, conforme sus padres iban apareciendo, se fueron despidiendo.

Por suerte, Los Regan nunca aparecieron, sabiéndose únicamente que Neil, —debido a la mala conducta y considerado peligroso, al tomar dentro de la prisión otra vida sólo porque ésta se burló de una muñeca que se hizo con las facciones de una persona rubia, pecosa, de cabello rizado y la llevaba consigo a todas partes—, sería trasladado a finales del año de 1933 a la isla Alcatraz en San Francisco.

Con las facilidades que la oficina de Los Ardley le proporcionaron, Terry consiguió separarse de Karen.

Al principio, ésta quiso ponerle las cosas difíciles al actor; pero con la amenaza de declarar con pruebas y testigos todas sus infidelidades, además, de ir a la cárcel debido al peligro que ponía al estar ejerciendo sus amoríos bajo el mismo techo donde vivía una menor, la actriz fue inteligente y aceptó firmar el documento, ganando con ello todavía la custodia de Blanch quien por su propio pie a un privado instituto para señoritas iría a encerrarse hasta que fuera mayor de edad.

Sin embargo, durante su estancia iba a mantener comunicación con Alistar, creciendo en ellos un cariño y un amor que los llevaría hasta el altar, no importándole al joven Cornwell que su papá se opusiera por querer familiarizarlo con el engreído actor, el cual para gozar de su mujer y después de pasado un año su esposa, sólo se contrataría en el cine esporádicamente.

Su vida marital la tenía pensada disfrutarla al máximo. Dieciocho años sin ella bien valían la pena, que su rostro no lo vieran tanto; pero al hacerlo, cada premier de película sería un exitazo en su carrera que no se compararían a la satisfacción de saberse:

— ¿Cómo dijiste?

Dos meses fueron los que ocuparon el cottage.

De día, lo dejaban para ir a la Mansión de las Rosas y dar sus clases; de noche y luego de cenar, regresaban juntos para amarse y descansar.

Con esa noche, las últimas señoritas se habían marchado. Así que, ellos se despidieron de sus amigos, haciéndose Patty cargo de Blanch hasta que su padre le indicara el día de partir a Nueva York.

Candy lo había tomado de la mano; y conduciéndolo a la habitación le diría:

— Creo que estoy embarazada.

Deteniéndose, Terry pedía mayor aclaración:

— ¿Crees o lo estás?

La rubia sonrió de lo aturdido que lo había puesto; y jalándolo, de nuevo diría:

— Mi periodo ha presentado un retraso.

— Y eso es... ¿bueno o malo?

De su dudosa insensatez, ella lo aventó a la cama cayendo él sentado y oyendo de su furibunda mujer:

— ¡Terry, idiota. ¿Cómo piensas que va a ser malo?!

— ¿No?

— ¡Es buenísimo!

— ¿Por qué?

Poniendo sus manos en sus caderas, ella preguntaba:

— ¿De verdad no entiendes o te estás burlando de mí?

— Tú lo estás haciendo.

Él la culpó, porque ella tenía la menor idea de lo que por dentro ya le estaba festejando.

— Yo estoy tratando de decirte que existe un noventa porciento de posibilidades... ¡de que seamos padres!

Comportándose incrédulo, Terry indagaba:

— ¿Y no te gustaría mejor estar complemente segura?

De su cara, Candy comenzó a mofarse.

— ¿Tienes miedo? — lo cuestionó.

El actor haciendo un "sí" con la cabeza, decía:

— A que después me digas que no es cierto.

— Pues...

La rubia se acercó; y con movimientos seductores fue acomodándose para dejarlo en medio de ella que le juzgaría su:

— ¡Qué falta de seguridad de tu parte, señor Graham!

— ¿Por qué lo dices?

La boca de la pecosa estaba a centímetros de la suya.

— Porque llevamos dos meses viviendo juntos; y de ese tiempo, ¿cuántas veces tú y yo...?

La rubia dejó de jugar y finalmente lo besó diciendo honesto y presuntuoso Terry en un espacio:

— No más de dos veces, pero sí del diario.

— Y yo he procurado no hacer movimientos bruscos, cargar pesado o...

Candy se interrumpió, porque al colchón lo había mandado, cayendo su cuerpo encima del de él que sonrió, aceptando de nuevo un beso de la rubia, la cual lo tomaría de las manos para llevárselas y dejárselas arriba de su cabeza, porque las de ella bajarían acariciándolo y se detendrían donde yacía el responsable de su sí embarazo.

Pero por si las dudas, una entrega más no les haría daño, al contrario, con el libido que se le despertaría a la rubia, más lo gozarían con el transcurso de los meses. Sin embargo, y mucho antes del alumbramiento que Terry no se animaría a presenciar...

Para confirmar su estado ya que debían emprenderse en un viaje después de haberse despedido de Annie, Archibald y Alistar yéndose Patty con ellos, Candy visitaría a un simpático amigo de años.

Su problema alcohólico también ya lo había superado. Y a pesar del tiempo transcurrido, el doctor Martí lucía igual como el primer día que lo conocieron, e inclusive conservaba la Clínica Feliz que los recibiera en aquel incidente con Albert de quien se preguntó y todavía no se tenía noticias de su paradero.

Con la gran noticia de la próxima llegada del primogénito Graham, la emocionada pareja lo festejaron con un delicioso beso, recibiendo luego las felicitaciones de la amiga O'Brien y Blanch quien ya había limado asperezas con su "madrastra" la que como un ser magnífico la estaba calificando, además, de ver la manera de adorar a su padre y él ni se dijera.

Empero, ellas no iban a ser las únicas que celebrarían la buena nueva.

La hermana Lane también sería notificada. Lástima que por tiempo y por planes, una visita no pudieron hacerle ni tampoco a la tumba de Pony.

Quizá más adelante se propuso la rubia, porque había algo no menos importante qué hacer.

Cuando Terry le compartió la idea de querer ir a ver a su madre, Candy en ningún momento dejó de apoyarlo; al contrario, fue la primera en sugerir irse a Nueva York inmediatamente.

Por eso, la visita al médico y con la autorización e indicaciones de él, los cuatro continuaron su destino.

PRISA POR OLVIDARTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang