Capítulo FINAL parte A

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En la estación ferroviaria de la localidad, el tren silbaba anunciando a sus últimos pasajeros abordarle para emprender pronto su viaje hacia el oeste del país.

En los vagones de carga, un féretro había sido depositado; y en los reservados VIP, ayudado por varios empleados, Albert era colocado en su compartimento privado.

En la noche pasada, luego de que Alistar saliera de la oficina de la mansión se dijo:

Annie, por favor, perdóname.

Cornwell se acercó a su esposa, la cual alzó un hombro e hizo un gesto a modo de resignación, porque valerse por sí sola nunca hubo aprendido y verdaderamente lo amaba como para demandarle también el divorcio por no llegar a quererle lo suficiente.

Desde su lugar, Patty había negado con la cabeza; y sus ojos se toparon con los de su amiga cuando a ésta en un abrazo la envolvieron.

¡Qué reproblable era la sujeción de Annie, y qué valiente la decisión de Candy!

A ésta le aplaudían interiormente por haber ido detrás de la felicidad que necesitaba.

Albert era un hombre extraordinario; y él a su manera también la encontraría revelando sus planes al preguntársele:

¿Qué va a pasar entonces, Albert?

Archie, después de haber besado la mejilla de su esposa, la soltó para dirigirse a su tío que respondía:

También tienes parte en Lakewood. Te quedarás para defenderla en caso de que Los Regan vengan a reclamar su herencia. Apoya a Candy y terminen el curso de Verano.

¿Es que acaso piensas ir a algún lado?

Volveré a viajar por el mundo y me detendré donde la muerte lo quiera.

¡Por Dios, tío, no digas eso!

Archibald se espantó de sobremanera, pidiéndole Albert:

No te preocupes, no dejaré que sea pronto.

De todos modos, te mantendrás en constante comunicación con nosotros, ¿verdad?

Por supuesto. George lo hará.

Al moreno se le miró con cierto reproche, respondiendo el secretario:

Lo lamento, Archie. Él...

Entiendo, te necesita más.

En sí... mi corazón le debe fidelidad.

Sí, claro.

Oírlo hubo sido un golpe bajo a su estimación; y para reponerse, Archie preguntaba:

¿Candy sabe que te vas?

No pude decírselo cuando hablamos. Además, no le sorprenderá

... ya que desaparecer sin dejar rastro alguno era su especialidad. Sin embargo, ésta vez ella no iba ir detrás de él para buscarle.

Te vamos a echar mucho de menos.

Archibald se acercó para abrazar al rubio el cual decía:

Yo también, sobrino. Pero, por favor, que mi partida no los ponga tristes. Les aseguro que estoy disfrutando esta nueva aventura que estoy a punto de emprender.

Y porque solo se vería, el sobrino cuestionaba ésta vez:

¿Qué haré con el cuerpo de la señorita Pony?

PRISA POR OLVIDARWhere stories live. Discover now