Capítulo 16-2.

60 13 7
                                    

Amar es destruir,

Y ser amado, es ser destruido.

Jace Herondale. / Cazadores de Sombras.

Anabette.

Habían pasado dos semanas, y las únicas y escasas novedades que había obtenido sobre Jeremy fueron los pocos mensajes que me había enviado.

—Jeremy, dime qué fue lo que pasó —volví a exigir.

—No lo sé, solo fue un dolor estomacal, no te preocupes —repitió, como ya venía haciendo desde que llegué.

—Sabes que puedes confiar en mí ¿No?

Asintió, y depositó un beso en mi frente. Y pese a que repetía que todo estaba bien, yo no estaba convencida de que eso fuera cierto.

—Lo sé, Bette, créeme, no fue nada.

Me encontraba en el departamento de Elise. Había decidido venir, e ignorar descaradamente las mil veces que Jeremy insistió en que no lo hiciera. Sin embargo, todo me parecía muy extraño, algo andaba mal y yo necesitaba asegurarme, por mi cuenta, de que en realidad él estaba bien.

Pero él se negaba a admitirlo, se negaba a contarme qué ocurría, yo no quería presionarlo, pero me hería que no confiase lo suficiente en mí para no contarme la verdad.

—Anabette —al parecer notó mi cambio. Siempre lo notaba, se acercó, y acarició mi mejilla con su mano—. De verdad estoy bien, no quiero que te preocupes por eso.

—Tú enloquecías cuando yo estaba mal, no veo por qué yo no pueda hacerlo ahora —mi tono de reproche era filoso.

—Eso era porque tú estabas realmente mal —su voz era suave, tranquilizadora, quitó su mano de mi mejilla y dejó un caminillo de besos desde mi sien hasta la comisura de mis labios—. ¿Te parece que yo estoy mal?

Lo examiné, buscando algo mal. Pero lo único que veía era a mi amigo, al chico de quien estaba enamorada, y me decía sin pronunciarlo, que no quería hablar de lo ocurrido. Y yo sabía que era mejor no presionarlo, que debía estar ahí para cuando él quisiera hablarlo.

—Me parece que estás un poquito más loco que antes —bromeé, para disipar la tensión entre los dos.

—Te hago absolutamente responsable de ello a ti. No hago más que pensar en ti cada minuto que pasa ¡Me estás desquiciando! —puso cara de maniaco herido y no pude evitar echarme a reír.

Él me miraba con nada más que adoración en sus ojos. Cuando se acercó y me abrazó, los tambores en su corazón tocaban la misma melodía que el mío, más alto, más alto y más alto. Y la armoniosa sinfonía aumentó y cambió cuando él selló el momento con un beso. Este se sintió muy diferente a cualquier otro: fue intenso, ansioso, envuelto en un exquisito frenesí, mucho más experto, y más decidido.

—Jeremy —anuncié, cuando nos separamos.

—¿Sí?

Había un pensamiento que se paseaba por mi cabeza desde hace días, y hacía que la sangre enloqueciera en mis mejillas, dejándome colorada y aterrada, hacía estragos en mi estómago ocasionándole mil vuelcos, como si estuvieran un millón de hormigas en una batidora. Sabía qué era, y quería decírselo desde hace un tiempo, pero no había tenido la valentía, hasta allí.

—Te...

Pero me interrumpió, me hizo callar con otro pequeño y fugaz beso sobre mis labios.

—Hay algo que debo decirte antes —comunicó.

SEMPITERNO: Un Nuevo Inicio [Completa] ©✔️Where stories live. Discover now