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Capítulo 23.

¿Qué tan retorcida puede llegar a ser una mente desesperada? ¿Cuánta maldad se puede causar teniendo un concepto erróneo de bondad?
—Sempiterno.

Jeremy.

Supongo que en estos momentos están confundidos, sin entender mucho, o el por qué hice todo esto.

Asumo que ya conocen a Ixhel, mi madre. Ella, desde que tengo uso de razón, ha trabajado para una organización llamada: Centinela.

Pero ¿Qué es Centinela?

Centinela se encarga de anomalías, de las peculiaridades que ofrece la naturaleza, es algo muy parecido a la famosa «Área 51». Centinela está desligada y es mucho más poderosa que cualquier gobierno existente, hay una cede en cada país del mundo. Aquí, en Bélgica, Ixhel es la encargada... Pero bien ¿Qué tienen que ver Anabette, Centinela y yo?

Cuando yo tenía once años, me diagnosticaron con un tipo de cáncer progresivo en la sangre, su nombre es Leucemia Linfocítica Crónica, o «LLC».

Mi madre intentó muchas cosas luego de recibir esa devastadora noticia, recurrió a infinidades de médicos, su desesperación fue tan grande que comenzó a idear sustancias por su propia cuenta en los laboratorios de Centinela para crear una especie de cura.

Pero simplemente todo resultaba incompatible con mi cuerpo, y yo... Yo estaba bien con eso. Ciertamente, tenía mucho miedo, desde luego no quería morir, pero había visto y leído suficiente sobre súper héroes para saber que las batallas se ganan peleando en la guerra, y estaba determinado a resistir lo que tuviese que resistir, a enfrentar con la cara en alto a cualquier daga que me lanzarán en el camino, ganara o perdiera la batalla, siempre permanecería firme y moriría de pie como los grandes soldados.

Por otra parte, ver a mi madre era devastador, verla sufrir, lamentarse y llorar por las noches me tenía inquieto, y me prometí que haría lo que fuera por ella, por verla feliz, y hacer todo lo posible para evitar que sufriera por mí. Así que cuando ella me contó sobre la savia en los científicos, la misión Sempiterno, y el plan que había ideado, lo acepté. Quería que ella tuviese la oportunidad de verme crecer feliz y que al menos su sufrimiento disminuyera un poco.

Cuando los científicos fallecieron, Mouse se volvió inmune y ya no había savia ni personas para experimentar, madre estaba a punto de perder la cordura, yo tenía poco tiempo de vida. Ahora que lo pienso sé que mi madre había perdido la cabeza muchos años antes.

Una noche irrumpió en mi habitación con varios doctores, cables, aparatos, oxígeno, y un ejército de implementos. Me conectaron a distintos artefactos extraños, me durmieron la mayor parte del proceso y desperté con un dolor terrible en todo mi cuerpo. En ese momento no lo comprendía, ahora sí: existe algo, que aún no está del todo apto, ni está confirmado como una alternativa cien por ciento efectiva, pero la criogenia estaba siendo un hecho revolucionario que cambiaría la vida como la conociamos, y mi madre había pedido que yo fuera uno de los primeros en probarla. Y esos mismos doctores con complejo de Dios, que creían que tenían la vida comiendo de su mano, experimentaron conmigo una nueva alternativa: la neutralización celular por nitrógeno líquido de mi médula ósea. Me introdujeron una especie de malla protectora, compatible con el organismo humano; esta arroparía todo el conducto medular, como una especie de cúpula invisible. De esta manera, el proceso de hematopoyesis pasaría por un leve congelamiento, que estimularía las células para la óptima absorción de la quimioterapia contra la LLC, y limitaría a las células cancerígenas de seguirse reproduciendo.

Esa vez, madre me dijo que sería algo simple, y que lo único que estábamos buscando de todo eso era tiempo; tiempo para crear un antídoto definitivo, debía estar semi-criogenizado para que la enfermedad no hiciera estragos y me arrebatara la vida. Cuando oí todas esas palabras la perplejidad me inundó, siempre había estado al tanto de la avanzada tecnología que se manejaba en Centinela, pero a decir verdad, nunca esperé algo así, me sentía como el protagonista de una novela de ficción barata.