Capítulo 20.

56 8 0
                                    

Duele, ¿Sabes? Porque las acciones imprevistas ante un corazón frío duelen como si a ese bloque de hielo le dieran grandes cincelazos que lo agrietan, una y otra vez, uno más fuerte que el otro.

—Isneida Castillo.

Anabette.

Presente.

—Tu accidente creó una cadena de eventos inimaginables, Anabette, estás ayudando a crear una segunda oportunidad para las personas desahuciadas, aquellas que habían perdido toda esperanza de ser felices. Sin ti la misión Sempiterno no habría funcionado. Estamos a muy poco de cumplir nuestro objetivo, y solo con tu ayuda podremos lograrlo.

No terminaba de procesar toda la información que esta mujer me había dado, no había manera de que eso pudiera ser cierto. Alegaba que ninguno de mis recuerdos eran verdaderos, que William y Lorie eran mis vecinos, que Elise era mi muñeca de trapo, que Sophie nunca existió, sino que fue creada por mi imaginación para encubrir lo que en realidad había sucedido, desviando todos mis recuerdos dolorosos para crear una realidad en dónde yo fuese feliz. Está mujer me decía, de la manera mal cruel y fría posible, que toda mi vida solo era producto de mi mente, mente manipulada por los aparatos, por haber estado en contacto con una extraña savia.

Si lo que decía Ixhel era cierto ¿Quién era yo? ¿Realmente mi nombre era Anabette? ¿Qué aspecto tenía? ¿Dónde estaba?

—¿Cómo tienen acceso a todas esas cosas? —pregunté, aún aturdida—. Esto es inhumano, la policía los encontrará ¡Esto no puede ser legal!

—En Centinela estamos muy protegidos, niña. Somos una organización muy bien encubierta, estamos en todas partes, y tenemos muchísimas más ventajas e inmunidad que cualquier otro gobierno existente.

—¿De qué se encargan? ¿De secuestrar personas inocentes? ¿De torturarlas? ¿De destruir sus vidas así como lo hicieron conmigo? —ladré, llena de resentimiento—. Son un montón de enfermos, escondiéndose detrás de una fachada, de una falsa imagen de «bien» lo que hicieron conmigo no tiene justificación. Y quién sabe cuántas personas más han sido víctimas de sus asquerosas atrocidades —sentencié, retándola.

Ixhel puso cara de póquer al instante, y comenzó a avanzar hacia mí.

—Mucho cuidado con lo que dices, mocosa de mierda —amenazó, iba a retroceder, pero en un rápido gesto tomó mi mandíbula entre sus manos y clavó sus largas y afiladas uñas en ella—. No me subestimes, o tendrás muy malas consecuencias.

—Todo mi mundo, todo lo que viví y lo que amé fue una mentira ¿Qué peor consecuencia que esa, Ixhel? —desafié mirándola a los ojos, eran oscuros como la noche misma, una oscuridad tan familiar que... un efímero recuerdo pasó por mi cabeza, como una estrella fugaz en medio de la noche, dándome un guiño cómplice. Me armé de valor, temiendo a su respuesta, y articulé— ¿Qué paso con Jeremy Clarckson? No lo has mencionado... ¿Acaso él est... —intenté hablar, pero antes de terminar, Ixhel me soltó de entre sus uñas y me dio una fuerte cachetada, que me hizo trastabillar y caer cerca de la pared detrás de mí.

—No volverás a ver a Jeremy jamás, y te sugiero que no vuelvas a repetir su nombre ni una sola vez en tu miserable vida —vociferó histérica.

Eso encendió una llama de esperanza dentro de mí... ¿Era real?

¡Había una pequeña posibilidad de que Jeremy fuese real!

—¡Eso es un sí! —musité sonriendo, con la mano posada en mi mejilla palpitante de dolor.

Sin embargo, ella se desplazó en un movimiento tan rápido e invasivo, como el sol irrumpe la oscuridad de la noche en un amanecer, llegó hasta mí nuevamente y me dio otra cachetada, aún más fuerte que la anterior, me tomó del cabello y estampó mi cara contra la pared detrás de mí.

—¡Puede romperme la cara, puede matarme si quiere, pero si Jeremy realmente existe vendrá a buscarme! ¡Él vendrá por mí, se lo aseguro! —exclamé llena de esperanza, mientras un hilo de sangre bajaba desde mí nariz hacia mi labio superior.

Liberó su agarre, y yo retrocedí.

—He querido matarte desde hace un tiempo —bramó, ahora más calmada, pero con una llama iracunda encendida en sus ojos—, y si pudiera hacerlo te aseguro que no estarías viva. En cuanto a Jeremy, como dije antes, no volverás a verlo jamás.

—¿Cómo puede estar tan segura? Usted ni siquiera lo conoce, él vendrá por mí, yo lo sé.

Ella sonrió con pesar, se aclaró la garganta y habló:

—Lo digo con toda certeza, Anabette. Porque Jeremy, es mi hijo, y él no está con nosotros —acto seguido se dio la vuelta y salió de la habitación.

__________

Nota:

Ixhel necesita empezar a decir las cosas con anestesia, esa mujer no tiene tacto para nada.

¿Ustedes creen que Ixhel esté mintiendo?

¿Se puede confiar en ella?

¿Se puede confiar en el juicio de Anabette?

¿Dejaré de preguntar tontería?

Nah, esa última nel pastel xd

SEMPITERNO: Un Nuevo Inicio [Completa] ©✔️Where stories live. Discover now