Capítulo 3.

169 25 69
                                    

Quizás allá afuera sea verano con un sol radiante, pero aquí, dentro de mí, hay una tormenta que no ha cesado desde hace días.
—Jackeline. F.

Como era de suponer, la mano que me tendía era para ayudarme.

La acepté y me puse de pie.

—¿Me estás siguiendo? —mi voz sonó más mordaz de lo que esperé.

—¿Qué te hace pensar eso? —respondió, con un deje de humor decorando su tono.

Algo en su tono me irritó. Tal vez fue la condescendencia, o esa indulgencia fingida.

Él ve a través de ti, a través de tus grietas, sabe lo que te pasó y te mira con lástima. Como lo hacen todos, como siempre lo harán todos.

El siseo de mi mente estaba ahí, con una voz envolvente y filosa, tentando una y otra vez. Impidiéndome pensar, razonar. Y yo actué, como siempre lo hacía, envolviendo mis palabras, mis acciones y mi corazón, en una coraza protectora.

—Creo que no es muy ingenioso responder una pregunta con otra pregunta ¿Sabes? La mayoría de las veces es una estrategia de defensa para los que esconden algo. Así que, te agradecería si me dices ¿Qué estás escondiendo, y por qué me estás siguiendo, Clarckson? —mis palabras salieron frías, calculadas, a la defensiva.

Una chispa de diversión brilló en su rostro, y eso no me gustó, lo empeoró.

—Veo que: o has visto muchas series de televisión o lees demasiada ficción. Esto es la vida real, niña, el mundo no gira alrededor de ti —respondió desafiante.

—Puede que el mundo no, pero tú al parecer sí que lo haces —eso había sonado excesivamente arrogante, tampoco tenía mucho sentido, solo lo había visto dos veces en mi vida, pero me daba igual lo que él  pudiera pensar. No lo conocía y seguramente no volvería a verlo más después de hoy, afortunadamente.

—¿Y qué si lo hago?

—¿Por qué lo haces? ¿Es algún tipo de fetiche raro? Acosar personas en el cementerio.

—Si lo pones así suena como algo enfermizo.

—Es algo enfermizo —puntualicé.

—De cualquier modo —sonrió con insolencia, de nuevo—. No es eso, maníaca, estoy aquí por la misma razón que tú.

—¿Visitar un familiar? —lo dije como una pregunta, más para mí que para él.

—No —contestó con simpleza—, para distraerme del mundo de allá afuera.

¿Qué?

—¿A qué te refieres con eso? —ante eso, él me miró por unos segundos. Pensé que no respondería, pero dio un paso al frente y se acercó más a mí para susurrar:

—Porque al igual que tú, Anabette, utilizo como excusa la muerte de alguien para justificar y callar las voces en mi cabeza.

—¡¿DE QUÉ DIABLOS ESTÁS HABLANDO?! —grité indignada, al mismo tiempo que lo empujaba para que se apartara.

¿Quién mierdas se creía que era para hablarme de esa forma? Para estar seguro de algo sobre mí si ni si quiera me...

SEMPITERNO: Un Nuevo Inicio [Completa] ©✔️Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon