17². ¡Feliz cumpleaños, Jonathan!

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⚠️+18 contenido sexual explicito⚠️

Lo que Eliot Lacroix tenía de antipático lo tenía de caliente.

Después de terminar la llamada y que mis papás me preguntaran hasta por el color de calzones que traía puestos, pude salir del armario. Dios el olor era asqueroso.

Eliot estaba de pie recargado con la espalda a la puerta de la habitación —¿Listo?

—Sí. No lo notaron —él había dejado la máscara sobre un mueble, dejé mi máscara, teléfono y bolso ahí y le di una ojeada a la habitación había unas sudaderas deportivas, unas pesas y un pequeño saco de boxeo en una de las esquinas, postres de la WWE.

Fue ahí cuando supe a quién pertenecía esa habitación. A la rata.

—No entiendo qué tiene de malo decir que estabas en una fiesta, es el cumpleaños de tu ex. Supongo que lo conocían —le di una mirada seria, él se despegó de la puerta—. Así que, aparte de entrometida eres una mentirosa.

—Eso no es asunto tuyo, mis papás no pueden saber que estoy aquí. A ninguno le agradaba Jonathan y segundo, se supone que debo estar en casa de Harold. Si mis papás se enteran que no estoy ahí, me castigarían de por vida.

Hizo un mohín —Gozaría tanto si eso llega a pasar. Admito que me haría sentir bien verte siendo castig...

Él se detuvo al darse cuenta que yo estaba mal pensando, mordí el interior de mi mejilla en un intento por no sonreír

—Lo que me faltaba, entrometida y pervertida.

Solté el aire de mis pulmones —Ay, por favor. ¿Qué me asegura que no lo decías en ese sentido intencionalmente?

—No voy a caer en tu juego de morbo y lujuria —observó sus manos con indiferencia.

Lo miré seria —¿Qué? ¿Tratas de decir que yo te seduzco?

—Es lo qué haces.

—Oye fuiste tú quien me beso en la biblioteca.

—Tú lo hiciste primero en la fiesta pasada.

—Porque era un reto —le canturree.

—Anda escúdate tras esa mentira —se burló.

Levanté las manos —¿Sabes que? Cuando creo que me agradas abres la boca y la cagas.

—Pero si la abro para besarte no te quejas.

—Jodete, Eliot. Además no tengas tanta confianza, jamás pasaría de un beso contigo.

Me miró y murmuró un —Je te hais.

—Gracias, yo también te odio —era lo único que no se me olvidó después de haber traducido tantos de sus insultos.

Se cruzó de brazos.

—Eres demasiado despreciable. No tendría inspiración y es más probable que me hagas enojar antes de hacerme venir —asegure.

Casi se ofendió —¿Qué yo que? Bien. Jamás intentarías algo así conmigo y ten por seguro que yo tampoco contigo, no te soporto —aseguró—. Sentiría todo menos placer.

—Pues ayer no decías eso —me crucé de brazos.

—Tú tampoco.

Eliot emanaba altivez, elegancia, soberbia y arrogancia. Solo con estar de pie, simplemente existiendo se veía bien, su mirada se sentía pesada sobre mí y con un poco de disgusto.

Sus manos descansaron dentro de sus bolsillos —Casi me suplicaste por besarte.

Fruncí el ceño —No te supliqué nada.

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora