15. FINAL: Jaque Mate.

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«When he looks in her eyesHe don't know he is safeWhen she says, "Ooh, love no one's ever gonna hurt you, love""I'm gonna give you all of my love""Nobody matters like you"»

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«When he looks in her eyes
He don't know he is safe
When she says, "Ooh, love no one's ever gonna hurt you, love"
"I'm gonna give you all of my love"
"Nobody matters like you"»

Rockabye - Clean Bandit

Madison Mintz
°.━━━ •♛• ━━━.°

—Hazlo Madison —pronunció Eider—, en alguna de todas las habitaciones de piso está tu bebé y tus padres, creo que una de las que estalló era la de tu amigo así que descartemos eso...

Eliot soltó mi mano.

¿Han sentido que se ahogan?

Hablo de esa presión intensa en el pecho que te impide respirar, como si tú sistema se paralizara o simplemente olvidara cuál es su función, todo a causa de un pánico intenso.

De ese pánico que te taladra los huesos desde adentro.

—Hazlo, Madison —me ánimo Eider—, piensa y decide a quién salvar, hazlo por amor. Solo puedes buscar a uno, porque tienes exactamente tres minutos para encontrar a uno de ellos en las decenas de habitaciones y salir. No podrás llevar a Eliot, el sedante que corre por su sistema pierde efecto en cuatro horas, si lo quieres salvar a él solo será a él y tendrás el tiempo exacto para llevarlo hasta el ascensor y salir. Claro, eso sí confías en mí palabra, pero si estuviera en tu lugar y con todos mis antecedentes, no tomaría ese riesgo.

El llanto de mi bebé era más fuerte.

Me separé de Eliot.

—Ve por nuestro bebé, mi cielo —me suplicó mi novio.

Mi corazón late en mis oídos.

Me puse de pie, despacio, volví la atención hacia la pantalla y ví a Eider.

Me sonrió, el humo llenaba el lugar, llevé mi mano a mi pecho y mi rostro ardió, Eider estaba muy convencido de que me vería llorar, apreté mis puños con fuerza.

—¿Qué sucede, douceur? ¿Tu amor no te permite decidir? ¿No que los podías salvar a todos? —se burló de mí, su sonrisa perfecta y su mirada violeta encendida en gozo captaron mi atención, el odio que arde en mi pecho es intenso—. Si tú oponente soy yo, jamás vas a ganar Madison.

Y no pude evitar sonreír, mi risa escapó suavemente de mi garganta, empezó suave y se transformó en carcajadas, empecé a llorar por lo ridículo que sonó lo último que dijo, no podía dejar de reírme.

Eider había dejado de sonreír y me miraba confundido y ofendido.

Eliot me miró un tanto confundido, se seguía viendo adolorido y con malestar, mi risa disminuyó lentamente, y salió susurrante por mi garganta.

—¿Tú...? —Miré a Eider y me reí otra vez, limpiando mis lágrimas—: ¿En verdad crees que ganaste? ¿Crees que porque estamos aquí encerrados en verdad ganaste?

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora