21². ¿Quién quiere dañar a Eliot?

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¿Quién demonios es The King Of Bets?

Salir no fue tan difícil como creímos, unos ebrios empezaron a pelear y todos los del bar tuvieron que ir a detener la pelea, así que salimos por donde entramos.

El auto de Harold ya no estaba, Eliot y yo nos alejamos por la vereda hasta su camioneta.

—¿Por qué no me dijiste que eras claustrofóbico?

—Estábamos dentro en un bar de mala muerte, mi claustrofobia es lo último en lo que pienso.

Me acerqué a él y le alejé el cabello de encima de los ojos —Ya estoy bien.

Respiré hondo, entramos a la camioneta y él encendió el auto enseguida.

Me giré hacia él tratando de atar cabos —De acuerdo, Harold envió un texto cuando te fuiste del instituto, dijo que le da información a The King Of Bets a cambio de poder —Eliot miraba hacia el frente—. ¿Por qué ese hombre quería herirte?

Su mandíbula se tensó —No lo sé.

Fruncí el ceño y toque su brazo para que me prestara atención —Eliot. Harold decía la verdad, él no vendría a amenazar a alguien y acusarlo solo porque sí. The King Of Bets quiere hacerte daño. ¿Por qué? ¿Quién es? ¿Quién tendría razones para hacerte daño?

Apretó los labios, su respiración se agitó de repente, cerró los ojos un segundo y luego extendió la mano hasta la guantera, pareció buscar algo pero no lo encontró.

—Mierda... —dijo y levantó la tapa del compartimento en medio de ambos. Suspiró con resignación y retiró el freno de manos y empezó a conducir.

Lo miré extrañada —Oye...

—Quizá no fui del todo honesto contigo.

Lo miré con recelo —¿A qué te refieres?

Suspiró y me miró un instante —Cuando lleguemos a casa te lo explico.

—De acuerdo... Pero no quiero volver a escucharte decir qué hay algo que no sé de ti.

————

Volvimos a su departamento, no dijimos nada en todo el camino, salimos del ascensor y caminamos hacia su departamento. Yo sólo estuve pensando...

¿Quién podría querer hacerle daño?
¿Quién querría información de Eliot? Y ¿para qué?

Eliot se detuvo en la puerta algo extrañado, me acerqué con ojo crítico —¿Qué pasó?

Su mano estaba suspendida en el aire antes de tocar la manija, había un punto de luz violeta en el sensor digital. Era tenue, pero visible.

—Alguien vino...

Lo miré —¿Qué?

Me miró entre molesto y confundido —Usaron una tarjeta para abrir la puerta. No uso la tarjeta para abrirla, cuando debo pagar algo las confundo, así que solo uso el sensor digital. Nadie temas que Alec de la recepción tiene la tarjeta.

Pero Alec no estaba en la recepción.

Miré la puerta con recelo, Eliot me alejo y puso el dedo encima del sensor, la puerta se abrió enseguida.

Todo parecía normal, miré a Eliot, entró con normalidad pero su expresión era expectante, observaba minuciosamente cada espacio en la habitación pero se desplazaba con confianza.

Entre y lo seguí cuando fue a la habitación, lo vi revisar su laptop un segundo y luego mirarme.

Miré en derredor —Yo veo todo aquí.

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora