32. Mmm, fresas con crema.

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Capitulo dedicado a nicole__mhm Feliz cumpleaños, linda 🥳💕

Los secretos continúan...

Eliot Lacroix

Había despertado hace varios minutos, planean traer el desayuno a la cama para Madison pero...

Me había quedado mirándola dormir mientras le acariciaba el cabello. Se veía hermosa, ni siquiera sé cómo expresarlo.

Despertar y verla a mi lado era casi irreal. Después de haber imaginado este momento por tanto tiempo al fin había pasado. La tenía conmigo.

Me levanté de la cama con cuidado, tome la camiseta sobre la mesita y fui cauteloso en cada paso hacia la puerta y al abrirla lo fui aún más.

Salí de la habitación, caminé por el pasillo y bajé las escaleras mientras me ponía la camiseta por encima de la cabeza.

Ya había amanecido, no había nadie en la mesa, miré el reloj arriba en la pared del comedor y eran las siete y media, mi padre ya estaba en la empresa. Hoy a las ocho de la noche es la fiesta en París.

No estaba tan de acuerdo en ir, no me gusta estar en un lugar lleno de gente por tanto tiempo, y menos cuando yo soy uno de los centros de atención.

Al estar frente a la puerta de la cocina, mientras me acercaba escuché tres voces, alguien se despedía. Y las otras dos veces pertenecían a Harold y a tata.

Abrí la puerta y solo ví a una chica pelirroja abrazar a tata y salir por la puerta trasera.

—Buenos días —dije y Harold me miró con fastidio.

Lo miré peor. 

Tata se giró hacia mí al instante de escucharme —Ay, mi niño si te hubieras levantado antes te hubiera presentado a mi sobrina Kiara. Es una muchacha muy agradable, preguntale a Harold. —Empezó a levantar los pocos platos vacíos de la mesa redonda de madera—, ¿Qué tal estuvo la noche?

Me crucé de brazos aún sintiendo la mirada de Harold encima de mi —Ojala otro día pueda conocerla, tata. La noche estuvo bastante... —miré a Harold— buena y cómoda.

El castaño agarró el tenedor con notoria molestia y metió el último bocado de hot cakes a su boca.

—Me alegra mucho saber eso, ¿Madi se levantó? ¿Sirvo el desayuno ya? —preguntó mirándome con una sonrisa dulce.

Le sonreí —No, tata. Yo... —aclaré la voz y me acerqué a ella con disimuló para susurrar—: Quiero hacerle un desayuno especial Madi...

Ella sonrió —Ah eso es un lindo detalle, cariño. ¿Viste la novela que te dije verdad?

Miré a Harold de reojo para cerciorarme de que no escuchara nada.

—Sí, voy por el capítulo 16...

Tata susurró —Si necesitas otra novela romántica para tener ideas me avisas, tesoro.

Rasque mi cuello y cambie de tema antes de que Harold escuchar. Me enderece y mi voz fue indiferente y casual: —Bien, ahora tengo algo pendiente con Harold.

—¿Matarme? —preguntó a la distancia.

Lo miré —Hablar. 

Soltó una risa burlesca —¿Hablar? ¿Tú conmigo?

Entorné los ojos, señalé la puerta que nos llevaba al pasillo diciendo: —Ya, cállate y levántate de ahí.

Harold se levantó y llevó su plato al fregadero, mientras nos daba la espalda tata me dió un pellizco en el brazo.

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora