7². ¿Qué nos hicieron?

21.4K 1.1K 1.1K
                                    

Voten y comenten 💕

Capítulo dedicado a @yecsilamejor que cumplió años el 11 de este mes pero nunca me enteré, feliz cumpleaños atrasado, hermosa tqm 🫂💕


¿Ese "nosotros", nuestro "nosotros" seguía existiendo? ¿Seguía siendo posible estar juntos? ¿Lograriamos estarlo? ¿Él seguirá amándome?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Ese "nosotros", nuestro "nosotros" seguía existiendo? ¿Seguía siendo posible estar juntos? ¿Lograriamos estarlo? ¿Él seguirá amándome?

═══════≪ Madison Mintz ≫═══════

Lo admito, empecé a sentirme más nerviosa.

La puerta principal se entornó hacia adentro, frente a nosotros se levantó la viva imagen del lujo y la elegancia.

—Puta madre... —gimió Harold a mi espalda.

Lo miré por encima de mi hombro y noté que estaba forzando la vista para tratar de ver con claridad, no tenía gafas, eso es otro problema. Miré a Elena, ella tenía la boca abierta de la impresión, y a Clay, el miedo y la ansiedad le fueron suplantados por una intensa curiosidad.

Ellos estaban detrás de nosotros, mirando todo y señalando aquí y allá mientras cuchicheaban sobre el valor que debía tener todo.

Cuando estuvimos dentro, Artur se apresuró a trotar hacia un pasillo a varios metros de distancia, y se alejó de nuestro campo visual vociferando:

—¡Kiara! ¡Pilar! Tengo muy buenas noticias, vamos. Vengan rápido, apresúrense...

Dios de verdad todo es muy diferente.

—De verdad no me lo puedo creer —Elena se alejó y se detuvo debajo de el inmenso candelabro de cristal que colgaba de lo alto del tercer piso, desde el piso uno se podía observar con claridad el tercer piso, pero ya no habían escaleras, había algo que parecía un ascensor.

La rubia nos miró a Harold y a mí con la boca abierta.

—Con razón no querían volver a Seattle, esto es un lujo.

—¿Es original? —Clay habló a nuestra diestra mientras señalaba una gran pintura enmarcada.

—Ay por Dios... —Harold soltó un gemido de asombro, lo miré y estaba junto a una pared a punto de tocarla con el dedo.

—¿Qué haces? —solté, confusa, al verlo tocar la pared.

Se giró hacia mí con la boca abierta, estupefacto.

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora