19. Harold ¿Qué hiciste?

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  Cuando estas enamorado haces locuras.
Así como Harold.
O quizá eso es lo que alguien quiere que ustedes y Madison crean.

Volvimos a casa después de un rato, Harold se había ido para entonces, no había nada de él en casa.

Estaba tensa.

¿Harold quería deshacerse de alguien? Quiero decir que sería incapaz de eso, y de cierta forma lo es. Pero pensar en que si Harold quería deshacerse de alguien podía ser de Eliot no me resultaba tan descabellado.

Sí, sería capaz. Pero... ¿Por qué? ¿Celos? ¿Por qué? ¿Que hace a Eliot diferente? Jonathan si era un patan y jamás intentó nada en su contra. ¿Por qué con Eliot sí?

¿Que lo hace distinto?

Aunque quizá Eliot mentía... Dudo que alguien como The King Of Bets hable sobre algo así de delicado en la calle.

Pero... ¿Por qué Eliot mentiría? ¿Qué ganaría con eso?

La noche empezó a caer varias horas después... No me sentía bien. Esa sensación de saber que te ocultan algo y querer saber que es pero a la vez saber que puede ser malo investigar.

¿Quién de los dos decía la verdad?

———

Casi no pude dormir nada, fui sola al instituto, debía pensar en todo. Tenía la cabeza llena de cosas: Lo que me dijo Eliot ayer sobre Harold, lo de anoche, que le dirán a Harold hoy lo de la fiesta.

A lo lejos pude divisar el estacionamiento del instituto a Eliot bajarse de su auto. No quería que me viera, no es que crea que él miente, con todo lo que me dijo ayer sobre su vida personal dudo que me haya mentido, sólo que quiero hablar con Harold primero.

Me paralice cuando vi a Harold hecho una furia salir del instituto junto a Felix que trataba de retenerlo, el corazón se me subió a la garganta. Eliot estaba sacando su mochila del auto cuando Harold se acercó a él y lo empujó.

Eliot lo empujó también, Felix trato de separarlos, empezaron a discutir.

Apresure el paso hasta llegar a ellos.

—Es mi mejor amiga ¡mierda! —le gritó Harold—. No habíamos quedado en nada de esto.

—Cálmense, los dos.

—Yo no tengo que darte explicaciones de nada, yo no quedé en nada contigo, no puedes solo meterte en su vida cada vez que te viene en gana —afirmó Eliot.

—Eres un hijo de... —Harold extendió el puño y lo conectó en el labio de Eliot, la sangre empezó a mancharle el mentón enseguida.

Felix se paralizó al ver la sangre y miró a Harold —¡¿Estás loco?! ¿Qué pasa contigo? Le pegaste y...

—Tu no te metas Felix, esto es entre él y yo. Tú no sabes nada.

Eliot sonrió sin mostrar nada de dolor, Felix se alejó de ellos —Los dos están dementes. Pero tú lo estás más, Harold. Metete eso en la cabeza.

Felix camino hacia el instituto pero me vió, se detuvo un segundo y negó con la cabeza para irse.

Volví a mirar a los chicos. No sé qué fue lo que Harold le dijo a Eliot pero él pelinegro lo sujetó de la camisa y lo empujó contra el auto para golpearlo.

—¡Basta! Eliot no te atrevas a tocarlo —le dije mientras me acercaba.

Eliot me observó por cortos segundos y la sonrisa en su rostro desapareció, dejó ir al castaño que solo se concentró en mí un segundo.

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora