7. Ella los va a traicionar.

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Los Lacroix tienen el poder de hacerte caer a sus pies y creerles todo lo que dicen, es un encanto del que no puedes escapar

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Los Lacroix tienen el poder de hacerte caer a sus pies y creerles todo lo que dicen, es un encanto del que no puedes escapar.

Narrador omnisciente
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Eider aparcó frente a la prestigiosa empresa que soñó manejar por años, al llegar se da cuenta que hay muchas personas de las que creía rodeando la entrada principal.

Todos estaban igual de sorprendidos por lo que acababa de pasar.

Varias miradas viajaron a él cuando bajó del auto, ¿y cómo no iba a llamar la atención? Pues ahora es un Magnate todavía más reconocido, dueño de una de las mejores constructoras del mundo, el candidato político más apoyado y adorado del momento, amado y venerado por todos; y honestamente, nada de esto lo necesitaba para captar la atención de cualquier persona, Eider Lacroix es un hombre atractivo, llamativo, elegante, robar la atención de cualquiera aún cuando en escena hay algo más interesante que ver es algo que corre por sus venas.

Los Lacroix pueden encantarte y para ello solo necesitan que los veas.

El poderoso hombre de vestimenta elegante, se desplazó con la mirada en alto hasta la entrada de su empresa, donde poco a poco, el gentío se apartaba para no estorbarle el paso.

Susurros se levantaban a diestra y siniestra:

—¿Es él?

—Sí, es él. El mismo Eider Lacroix...

—Es el candidato político al puesto de seguridad nacional, pero miren lo que han hecho a su empresa.

—¿Creen que sea algún modo de intimidación por lo que dijo en su discurso?

—Sin duda alguna.

—Esto va a ser un escándalo...

Las personas delante de Eider ya no existían, todos lo estaban rodeando guardando distancia, como si fuese algún tipo de Rey al cual guardarle respeto, sus empleados lo miraban temerosos, en fila a un lado.

La mirada de Eider reparó en los ventanales rotos delante de él, toda la primera línea de ventanales de la entrada de la empresa había sido destruída y el interior había sido vandalizado.

En una de las paredes está dibujado el contorno de un peón de ajedrez, y el mismo se mantiene salpicado en pintura roja que chorrea hasta el suelo.

—Monsieur, Lacroix... —Se apresuró a su lado un joven delgado y temeroso, de ojos castaños y cabello avellana—. Acabamos de llegar y todo...

Eider no mostró ninguna preocupación, su mirada recorría el desastre con aburrimiento, su voz fue calmada cuando preguntó:

—¿Por qué no han limpiado, Giorg?

El chico se vio confundido.

—Monsieur debemos esperar a la policía y...

Eider miró al chico, que bajó la cabeza al instante, incapaz de mantener contacto visual con el imponente hombre que le sacaba dos cabezas de altura. El chico se hizo a un lado y un silencio tenso se levantó cuando Eider empezó a caminar por encima de todos los cristales rotos.

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora