9. Amarnos fue perdición.

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El amor sí significa perdición, si amas, le das a esa persona las armas para destruirte, y si muestras a terceros ese amor, les das el conocimiento suficiente para lastimarlos

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El amor sí significa perdición, si amas, le das a esa persona las armas para destruirte, y si muestras a terceros ese amor, les das el conocimiento suficiente para lastimarlos.

Narrador omnisciente
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La sangre que Artur tiene en las manos no le pertenece, y tampoco le pertenece a Pilar; verán, el charco de sangre de los cuerpos en el suelo se había extendido inmensamente, dejando muy en claro que la vida de esos chicos se había perdido.

Cuándo Eider y Kiara entraron a esa pequeña habitación, milésimas de segundos antes de que Nick levantara el arma hacia Artur, uno de los hombres que lo acompañaba levantó antes una semiautomática con silenciador, y sin mediar palabra le disparó justo detrás de la nuca, seguido de la detonación silenciosa un hilo grueso de sangre se suspendió en el aire durante pocos segundos, y el cuerpo de Nick cayó de rodillas con la cabeza colgando de lado, permaneció un corto instante en esa posición, chorreando sangre de costado antes de caer al piso de golpe.

Quién disparó no se retiró la máscara, pero detrás de la misma se resguardaba el rostro de Edrian Lacroix.

El último hombre, ese que estaba a su lado, sí se retiró la máscara, era Franchesco, levantó el arma automática y a la distancia apuntó hacía Kit, pronto el estruendo de la hilera de balas se hizo presente, todas quedaron incrustadas en la espalda del hombre, que al momento del impacto giró sobre su eje y cayó boca arriba en el suelo, incapaz de levantarse, desangrándose rápidamente, sintiendo el gran dolor en los pocos segundos de conciencia que le quedaban.

Las puertas del salón han sido abiertas de golpe, Harold se abre paso por encima de la sangre y los cuerpos sin un ápice de asco, de hecho ni atención les da.

Artur sigue paralizado, por todo lo que ha presenciado.

—Artur, vamos, ayúdame a levantar a Pilar —dice Harold, mientras con cuidado toma a la mujer para sacarla de ahí.

Artur sigue pálido, en estado de shock.

—¡Artur!

Franchesco le entrega el arma a Edrian y se acerca al castaño para ayudarlo, la presión de Pilar les preocupa a ambos.

—Vamos, yo te ayudo.

—Gracias, el doctor está en el salón principal —le hizo saber mientras levantan del suelo a Pilar.

Los dos se desplazan hacia la salida, Edrian mueve uno de los cuerpos del camino y al hacerlo su atención cae en Park, que está de pie en la entrada, Edrian lo miró con atención y le preguntó:

—¿No hay prensa verdad?

—No, no la hay —respondió el chico, su atención se mueve a los cuerpos y al verlos un pequeño golpe de culpa lo azota.

Cartas con destino al cielo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora