¡Vivan las novias!

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Narra Mónica

No me hubiera imaginado que mi madre hubiera guardado el vestido de novia que compramos pero claro, o lo donaba, o lo tiraba o lo guardaba tampoco había muchas opciones. 

La verdad me había olvidado de él hasta el día que Vanesa salió al escenario de la gala de los Goya, entonces tuve un flash back de ese día pero bueno tampoco la cosa fue a más, no me dio por pensar ni preguntar a mi madre por el.

Pero ahora lo tenía ahí mismo, a dos metros de donde estábamos, casi era pura curiosidad de volver a verlo y porque no probármelo, por ver si sigo entrando, no he engordado mucho pero los cuerpos cambian. 

Ahora mismo tenía a Vanesa sobre mí,  en mi cama de juventud, en pelota picada, desnudándome a mí poco a poco, besándome con pasión e intercalando entre besos y besos frases como....

V.- Anda pruébatelo para mí, por fa... o sino voy a seguir besándote y vas a gritar mi nombre y tus padres se va a enterar de que estamos follando como dos salvajes

M.- Vanesa por favor, no seas mala.- no podía para de reirme, de tocarla, de besarla, de hacer todo con ella, la tenía encima de mí, su pechos al alcance de mi boca, de mis manos, el calor comenzaba a subirme por todo el cuerpo.

V.- Bueno, pues si insistes, bye bye, me voy para abajo.- Mientras me iba dejando besos por mi abdomen, pasando por mi pubis y llegando a mi intimidad que ya palpitaba pidiendo más.

M.- Vale, vale, está bien... pero nada de gritos, ni jadeos, ni gemidos fuertes, ¿Prometido?

V.- Prometido.- dije con la señal de los boy scout

Me levanté, ya casi desnuda, sólo me quedaba quitarme el pantalón del pijama, busqué unas braguitas para ponerme, abrí el armario y encontré enseguida el vestido, estaba en una bolsa opaca igual por eso no me había dado cuenta de que estaba allí durante este tiempo aunque era una zona del armario que no solía abrir a menudo la verdad.

Vanesa se quedó tumbada en la cama mirándome embelesada, desnuda de cintura para arriba, apoyada en un brazo y observando como sacaba el vestido de la bolsa protectora.

V.- Guau... que bonito, Mónica... me encanta.- dije con voz asombrada

M.- Si, es muy bonito, la verdad es que fue un flechazo, supe que era el vestido que quería y me quedaba como un guante.

V.- Venga te ayudo a ponértelo

M.- Vale

La imagen era divertida, yo en bragas sacando el vestido de la bolsa, Vanesa sólo vestida con el pantalón del pijama, el vestido entre las dos, no recordaba lo suave que era y lo bonito a la vez.

V.- A ver... así muy bien, date la vuelta y te subo la cremallera, no te has puesto sujetador...

M.- No iba a llevar, tengo dos razones que llenan muy bien esa parte del vestido ¿No crees?

V.- Buff, y tanto, venga ... a ver ya está.- Subí la cremallera con cuidado, mientras de paso rozaba su piel, es piel de la espalda que se que le vuelve loca que la toque. 

M.- A ver, pásame un coletero que me recojo un poco el pelo en un moñete y déjame los zapatos que también me los compré

V.- Joder, te equipaste del todo

M.- Salí de la tienda como para ir directa al altar, je, je, je.

V.- Ay Mónica, mírate... estas preciosa, estas....

M.- ¿Te gusta?.- dije bajando un poco la mirada, me daba un poco de vergüenza verme así delante de Vanesa, mira que tonta soy a veces pero no lo puedo evitar.

Siempre, 7 veces si.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz