Cien alfajores

647 45 5
                                    


Narra Vanesa

Aterrizo en Madrid, después de esta pedazo de gira por Latam, cansada pero contenta, haciendo lo que me llena el corazón y el alma, cantando y haciendo disfrutar a la gente, con un montón de regalos en las maletas que no se donde voy a meter pero algún sitio buscaré y con unas cuantas cajas de alfajores que tienen dueña pero no se si se los llevaré o no, tengo muchas dudas de volver a quedar con Mónica, cada vez noto que estamos más distanciadas, ella esta feliz, bellísima y más en forma que nunca.

Me despido de todos mis músicos, también tienen ganas de volver a sus casas, con sus familias, sus perros, sus amigos y sus hogares, Ana me deja en casa y se va a la suya, ella tiene compañia asegurada yo abro mi casa y sólo me recibe el ficus de al lado de la puerta. 

El ficus que está precioso por cierto, le pedía a Mónica el favor de que se pasara por casa y me lo regara y lo ha hecho, sonrío solo de pensar que ha estado por aquí, abriendo el grifo y cogiendo agua para regar las plantas, voy dejando las maletas por el salón y en la habitación ahora no me voy a poner a ordenar ropa, mañana será otro día, me apetece ducha y pediré algo de cenar porque seguramente tendré la nevera pelada, al dejar el bolso encima de la mesa del salón veo que hay un post it, con la letra de Mónica.

" Todo en orden, plantas regadas, te he dejado crema de calabaza en la nevera, se que te encanta, ya sé que tu gira ha sido un éxito, me alegro mucho por ti. Descansa. Nos vemos."

Me quiero morir, realmente he dejado escapar a esta mujer, debo ser la más gilipollas de España, se puede dar marcha atrás.... No, y no quiero pensar en eso ahora... quiero ducha caliente, pijama y cremita de calabaza y dormir en mi cama, sola, pero en mi cama que también la he echado de menos un montón.

Ya relajada, mirando la noche desde el balcón de mi salón, vuelvo la vista atrás, al comienzo de la gira, donde Mónica estuvo junto a mí, en los dos conciertos, donde le canté "la quiero a morir", donde le dije a sus ojos que era "mi sexo bomba", donde al terminar ella venía y me abrazaba fuerte y me susurraba; "Qué fiera es mi Martina" y ahora miro como la he terminado, de hotel en hotel, sola, volviendo a casa con una cama solitaria, vacía, con mil cosas para contar pero nadie para poder oírlas. Joder... ahora que había parado me estaba entrando el bajón...

Ahora no compartimos proyectos, cada uno por su lado, ya no podrá devolverme dedicatoria en su próximo libro como prometió que haría después de dedicarle "7 veces si", ese si que fue un día histórico para nosotras, orquesté un regalo perfecto y ella se quedó "muerta". Cada una por su camino alegrándonos por nuestros éxitos pero sin compartirlos juntas como habíamos hecho hasta ahora.

Y ahora la promoción de Placeres y Pecados, volviéndome loca con las dedicatorias porque me gustaría nombrarla pero no se si debo, o puedo, o quiero, o que se yo.

Termino la gira con una canción, "Bendita despedida"...  así estamos ahora, cada una en su orilla, sin odiarnos, sin reproches, ¿Sin amarnos?, a esa pregunta no puedo contestar, ni quiero.

Acabo de leer algo de un autor que me gusta, de Joel Acosta

"La vi desnuda, la vi con ropa. La vi maquillada y la vía recién despierta. La vi enferma, la vi sana. La vi alegre y la vi triste. La vi ser fuerte, la vi ser frágil. La vi ser linda y la vi ser fría. La vi a mi lado y la vi con otra.  Y puedo jurar que nunca dejé de amarla."

Qué me pasará cuando vea a Mónica con otra... ¿Y si la italiana la está enamorando?, y si...

Narra Mónica

Vanesa ya estará por Madrid, he ido un par de veces a regarle las plantas, abrir ventanas y grifos y ver que todo estuviera en orden por el piso. Cada vez que entraba me sentía una morriña y me venían un montón de recuerdos a mi memoria: la primera vez que lo vimos, como nos encantó a las dos, lo pronto que lo hicimos nuestros, con nuestros rincones propios, lo bonito que dejó Vanesa su mini estudio, la cocina con la barra para sentarnos mirando por la ventana y viendo amanecer, sonrío cuando casi quemamos la casa porque nos olvidamos una sartén en el fuego mientras estábamos con las manos en otro temita, cuando tuvimos que repartirnos el sitio en los armarios y mi ropa era un reducto solitario entre todo el vestuario que tiene Vanesa, menos mal que compartía conmigo todo lo que me apetecía.

Siempre, 7 veces si.Where stories live. Discover now