El hombre de la casa

Capitulo 101

El fin de semana había pasado y la escuela estaba de nuevo en sesión. El día había seguido sin demasiado problema, pero después de terminar la clase, mi profesora me había echado la mirada. Esta era la mirada que decía que tenía que quedarme después de clase para que ella pudiera correrse con mi polla. Primero había recibido una llamada telefónica, enviándome a su trastienda donde con frecuencia nos enfrentábamos mientras ella hablaba con alguien enojada por teléfono. Esperé en la habitación a que terminara su conversación, tratando de pensar en las palabras correctas.

No pude escuchar la conversación de Diana, pero sonaba algo molesta. Antes de que pudiera pronunciar una palabra, colgó, entró en la habitación y cerró la puerta bruscamente con un ruido sordo. Luego, se volvió hacia mí con una mirada cachonda en sus ojos.

"Saca tu polla". Diana declaró mientras cerraba la puerta detrás de ella, el teléfono celular agarrado con fuerza en su mano.

No nos reuníamos para tener sexo todos los días después de la escuela, pero no era raro que después de un fin de semana aparte, ella viniera cachonda y hambrienta de polla. Una vez que conseguía lo que quería, me dejaba en paz durante unos días, pero luego, cuando volvía su calentura, siempre regresaba.

Normalmente, lo habría sacado y jugado un poco con ella. Nuestras sesiones carecían de un poco de romanticismo. Una vez había terminado y luego me había echado antes de que yo terminara, pero por lo general, era un viaje divertido y podía terminar dentro o sobre ella. Además, me garantizaba buenas notas, por lo que parecía ser una relación en beneficio de todos. Tuve problemas en algunas clases como la historia, donde todo estaba un poco fuera de lugar. Esta era la única clase en la que me estaba yendo mejor, y fue suficiente para mantener a mi mamá fuera de mi espalda sobre mis calificaciones. Sin embargo, mi buena nota se la gané por completo porque había iniciado una aventura con la maestra.

Primero lo había hecho para ver si podía. Después de eso, continuamos teniendo nuestros asuntos después de clase. En algunos días, ella había tratado de intimidarme para reafirmar su dominio como mi maestra, y en otros puntos, usé el chantaje y la convertí en una sumisa. Se podría decir que no era una relación saludable, y si alguna de mis hermanas se enterara, no serían tan comprensivas como lo fueron con mis otras relaciones con las chicas de mi edad o incluso con mamá y London.

Sin embargo, lo había decidido con todos. Ya no iba a perder el tiempo y me iba a hacer responsable de mi familia. Eso significó poner mi pie en el suelo y eliminar algunas de las relaciones más volátiles de mi vida. Consideré que mi relación con mi maestro era una de esas relaciones tóxicas. La miré de arriba abajo, sus tetas colgando, sus ojos llenos de lujuria.

"Sí, um... sobre eso..." salí, no muy seguro de cómo empezar.

"No hables..." Ella se estiró y se bajó la blusa, exponiendo sus tetas por arriba. "Voy a apretar tu polla con mi coño con tanta fuerza".

"Mira, Diana, he estado pensando en cosas..." Lo intenté de nuevo.

Ambos sabemos que pensar no es tu mejor atributo. Ella sonrió, caminando hacia mí hasta que su cuerpo me presionó contra el escritorio. "Necesito tu polla en mi coño ahora mismo".

"Esperaba que pudiéramos hablar un rato". declaré.

"No estoy de humor para hablar". Declaró, dejando su teléfono celular en el escritorio y luego agarrando mis pantalones para comenzar a desabrocharlos. "Mi esposo tiene un plan para cenar esta noche. Vienen los suegros y quiere que llegue temprano a casa, así que tengo poco tiempo. Quiero algo de liberación antes de llegar a casa y tener que lidiar con esa pesadilla".

Me agaché y agarré sus muñecas, tratando de detener su obra agresiva. He decidido que ya es hora de que reevaluemos nuestra relación.

"¿Que relación?" Ella se burló. "Me das esa polla y mantengo tus calificaciones altas. Eso es todo lo que hay para nosotros... espera... alguna otra chica no quedó embarazada de tu pene, ¿verdad?