Mi gran secreto

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Mi hermana me miró con seguridad. Y no dudó ni un segundo, en afirmar con la cabeza.

—Cuando acabé la universidad me acosté con una chica en la finca de Álex. Me acosté con Sarita, la joven que se suicidó en el pueblo... Esa noche había tomado de todo, y apenas puedo recordar las cosas que pasaron. Álex me llevó a una habitación y allí estaba ella. Enseguida nos desnudamos y acabamos teniendo sexo.

Y de pronto, volví a tener un recuerdo nublado de ese día, algo nuevo. La cabeza empezó a dolerme como si tuviera fuego dentro de mi cerebro.

—Sarita estaba gritando, pedía ayuda. Yo estaba tumbado en el suelo con los ojos medio abiertos. Era un sótano, ya no estábamos en la habitación donde nos desnudamos. Había otra persona encima de Sarita. Dios mío... Estaban violando a Sarita. Ella gritaba fuerte, pero ese chico se la estaba follando como si no hubiera un fin. Ella clavaba las uñas en su espalda y le hacía cortes en la piel. Él ni se inmutaba.

Y estallé. Como la última vez que recordé, en las charlas sobre VIH. Ahora me encontraba en el suelo del hospital, golpeando mi cabeza contra el piso, y manchándolo de sangre.

Mi hermana pedía auxilio, y rápidamente los médicos me entubaron y me metieron a una habitación en la que iban a empezar a hacerme pruebas. Algo no iba bien. Algo pasaba en mi cerebro. Y así era, tras pasar varios días bajo el análisis de los médicos me diagnosticaron episodios de epilepsia que estaban afectando gravemente a mi capacidad neuronal, y que eran los causantes de mis bloqueos. Los médicos dijeron que podía deberse a errores congénitos de mi desarrollo. Ahora no solo tenía el virus de la inmunodeficiencia humana, sino también ataques de epilepsia. Y yo quería empezar de nuevo... ¿Cómo coño podía hacer eso?

Los 3 suicidios de Marcos Ruizحيث تعيش القصص. اكتشف الآن