Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
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Augustine White decidió volver a Hawkins no por amor a su pueblo, siempre lo halló aburrido— Tiene gente de sobra—pensaba ella. Pero había sido un año duro, iba en segundo año de Medicina, organizada e inteligente como ella sola podía serlo, lamentablemente su madre había muerto un año atrás por un accidente automovilístico y no se recuperaba al cien por ciento de eso, vivía su duelo y su padre James era el más feliz por el retorno de su hija, la extrañaba y sabía que sería bueno estar un tiempo los tres juntos como familia junto a ella y a Evan, su otro hijo, mellizos ambos.
— Oye te prometo que las cosas van a estar mejor, te sentirás bien en casa y podrás continuar con tus estudios— James White, su padre la abrazó, estaban en la mesa, esa mañana había llegado en la madrugada. Su hermano Evan dormía en su cuarto, no estaba con ella, pero sabía que eventualmente iría a su habitación a fastidiarla.
—Gracias papá— Augustine le sonrió—Oye, y en serio me hace mucha ilusión lo de la tienda que abrirás, creo que hacer algo distinto me hará bien— la chica le sonrió.
— Espero que Evan se haga responsable de una vez por todas— el hombre suspiró—Piensa que sigue siendo un niño de la primaria. Es verdad, quizá es joven aún, tiene veintiuno, pero dice que este año quiere dedicarse a la tienda y aprovechar de estar contigo.
Augustine se encogió de hombros y le sonrió a su padre.
— Sólo dale tiempo, mírame a mí, que partí bien y ahora debo volver— La chica suspiró. Podía notar la tristeza en los ojos de su padre .
— La extraño mucho—el hombre tragó saliva y sollozó al lado de su hija.
— Ya estoy en casa papá, creo que necesitábamos estar juntos los tres. Creo que si tomamos rumbos distintos esto no funciona, y me da igual atrasarme en la universidad, por ahora, mi lugar está acá—Augustine abrazó a James nuevamente.
...
Subió a dormir a su cuarto, su padre lo había ordenado para ella, necesitaba reponer esas horas de sueño que había perdido con el viaje. Despertó con Evan, su hermano tumbándose al lado de ella en la cama.
La abrazó de manera casi hostigante y llenó su rostro de besos.
— ¡Has llegado!—gritó emocionado— Te extrañé un montón hermana de mi alma.
Augustine sólo sonrió.
— Vamos Evan, nos hemos visto en invierno— La chica se acomodó en la cama y le dejó un espacio a su hermano, lo abrazó—Pero igual te he extrañado un montón.
— Quedas avisada de que hoy hay fiesta—Evan la miró emocionado, ambos se miraron directamente a los ojos, eran marrones, y sus cabellos eran color miel, al sol se veían rubios, pero eran color miel, Augustine lo tenía levemente más oscuro que él, lo tenía corto, sobre los hombros, mientras que Evan usaba el cabello largo— Le he dicho a Steve que venga con nosotros y también Billy—Evan alzó sus cejas.
