Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
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—Eddie...también te amo, no sabes lo mal que me he sentido todo este tiempo— la chica soltó con lágrimas en sus ojos.
— Augustine, fui el peor de los idiotas. No sabes lo mucho que me he arrepentido de lo que hice. Yo, sólo no estaba pensando bien las cosas y te juro que todos los días me despierto pensando en que debo ir por ti— el chico respiró.
— No tienes idea del daño que has causado en mí— cerró sus ojos y suspiró con una profunda melancolía— Y las cosas no van bien, Eddie, nada va bien desde hace ya un tiempo. Siento que voy en caída libre y eso no está bien.
— Amor...— Eddie se tomó el atrevimiento de ese contacto entre sus manos, que al principio fue confuso, Augustine no estaba dispuesta a entregarse a él como si fuera esa chica que decidió jugar a estar enamorada con él—Yo te juro que eres lo que más amo en la vida y sé que es descarado, pero, necesito que me des la posibilidad de que seamos algo, porque eres lo único que me mantiene conectado a la tierra.
—Eddie, cuando te digo que las cosas no van bien es porque realmente no van bien— la chica lo miró con dolor, era una sensación extraña, poco habitual en ella, Eddie siempre creía que Augustine aparte de ser inteligente, era una chica fuerte, aterrizada, rayando en lo calculadora, y no en el mal sentido, sino, que amaba que las cosas salgan como ella lo planificaba , él era todo lo contrario a eso, y por eso mantenían un equilibrio, pero esa tarde, Eddie vio todo ese desorden en sus ojos.
— Me asusta escucharte hablar así, tan negativa— La miró a los ojos — Augustine, por favor, sé que puedes odiarme en estos momentos, pero dime, soy Eddie, quien te conoce de toda una vida, soy lo único que tienes en este lugar, así que sólo dime qué pasa, puedo ayudarte en lo que sea— tomó sus manos con fuerza, él podía sentirlas frías y temblorosas , la última vez que las sintió así fue cuando pasó lo de Evan—¿Por que no nos damos otra oportunidad?
— Lo siento Eddie, pero no puedo — suspiró y se quebró en un llanto ahogado— Y esto se sale absolutamente de todos mis planes, esto no puede estar pasando, es una pesadilla y he sufrido los últimos dos meses sola en mi cuarto—Eddie cerró sus ojos, tampoco era algo que tenía en sus planes y el hecho de verla tan destruída le provocaba algo en el pecho, como si se estuviera ahogando.
— ¿Estás segura de lo que me dices?— Eddie preguntó un poco tembloroso, estaba pálido— ¿O sea que ya todo acabó para ti?
—Eddie, no se trata de no amarte, pero...lo pasé horrible gracias a ti—la chica suspiró y se paró, el césped quedó marcado en sus piernas, él la siguió con sus ojos marrones.
— Ahora supongo que me corresponde sufrir, es mi parte ¿No es así?— Eddie alzó la voz y ella se volteó.
— En algún momento todo fue genial entre nosotros, pero ¿Piensas que puedes arrepentirte de estar conmigo y a las semanas simplemente buscarme como si nada?— Ella se excusó—Siempre te he tenido en un altar— lo apuntó— Siempre fuiste lo más sagrado para mí, te amé en secreto y a veces creo que yo nunca signifiqué lo mismo para ti.
