Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
Antes de comenzar el capítulo , me disculpo por el dolor que les he estado causando en estos capítulos, he leído algunos comentarios :( pero en mis otras historias ya hemos tenido demasiadas dosis altas en ternura y necesitaba dar dramatismo. Los quiero mucho, gracias por seguir la historia <3
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Eddie despertó, Augustine había ordenado la casa, y había preparado comida para los dos, optó por puré de patatas, verduras y carne de res que Eddie tenía en el congelador. El chico se despertó incluso por el buen olor que había en la cocina. Antes tomó una ducha, Augustine caminó hasta su cuarto, repasó su cama que estaba desordenada por la siesta, Eddie salió en ese preciso instante, cubierto sólo por la toalla en su cintura. La abrazó por detrás y besó su cuello, Augustine respiró aliviada, las cosas entre ellos estaban intactas, ese sentimiento de amor.
— Gracias por cocinar y por la cama— Eddie la mantuvo entre sus brazos.
— Sólo estaba preocupada por ti— la chica tragó saliva y se volteó para encontrarse con su rostro—A veces me da miedo que lleves esto como no deberías.
— ¿A qué te refieres?— Eddie preguntó con una sonrisa, que hacía ya un par de días que no veía.
— Me refiero a que ... nosotros somos diferentes, yo vengo saliendo de un duelo y he entrado a otro— Augustine se rio de manera casi penosa por su vida de mierda, a juicio de ella—Sé lo que es lidiar con esto, y pese a que no hay día en que no me acuerde de Evan, intento armarme de valor, aunque estoy en un punto donde estoy por volverme loca, los meses pasan , estamos en octubre, y ya se viene fin de año, tengo que volver y no quiero, tengo que seguir con la universidad y no sé si aguante la presión de estudiar, dejando solo a papá. Pero...volviendo a ti, tú aún tienes conflictos sin resolver con tu propia madre, y ahora pasa lo de Evan. Y quiero que sepas que no te dejaré solo.
Eddie sólo asintió.
— Lo sé— besó su frente— Ha sido lindo eso de cantarme— tomó su barbilla— Me gustaría que me cantes todas las noches antes de dormir. ¿Te quedarás conmigo hoy?
— Claro que sí, no podría dejarte solo— Ella besó sus labios de forma corta— Voy a poner la mesa, te he hecho una limonada para tu resfrío.
...
Los dos comían en la mesa para dos , comían sin alcohol, pues Augustine había notado que Eddie había estado bebiendo de más, y pues prefería mantenerlo sobrio, así que sólo hablaron de trivialidades, así despejaban su mente de esos pensamientos hacia Evan, era cosa de mencionarlo para que los ojos de ambos se cristalizaran.
Eddie se ofreció a lavar los platos, mientras Augustine se había ido a la ducha. Él la esperaba en la cama, estaba tapado hasta el cuello, como un niño con frío, las nubes anunciaban que la lluvia estaba por empezar. La chica salió de la ducha envuelta en una toalla y los ojos de Eddie se iluminaron al verla así, su ropa estaba doblada sobre un amplificador que tenía sobre un mueble. La chica caminó hasta tomar su pijama, pero Eddie la tomó de la mano y la atrajo hasta su cuerpo.
