Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
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— Ho-hola Eddie— soltó Augustine nerviosa, Eddie le sonrió.
— ¿Así que tú eres Eddie?— Preguntó la rubia—Soy Marianne, Marianne Black— Le extendió la mano para que Eddie la tomara y Augustine veía todo eso. No sabía realmente qué hacer con eso, pues primero esperaría las primeras palabras de su amiga, no tomaría decisiones apresurada y mucho menos sacar conclusiones.
— Hola— el chico le respondió a las dos. Miró a Augustine, las cosas por esos días estaban un poco frías entre ellos, y es que después de esa noche, las cosas cambiaron. Eddie estaba confundido, había sentido cosas, le había gustado esa sensación de estar con ella durmiendo, abrazados, depositando besos en su espalda.
— Cuídense— James le dijo a su hija, pues él había notado esas miradas extrañas entre Munson y su niña, pero creía que sólo era cosa de amigos, pues al final, eran como hermanos, a juicio de él, y que Augustine podía pelear con Eddie, por las mismas cosas que peleaba con Evan.
— Supongo que me voy de copiloto— Soltó Marianne divertida, mirando a Augustine, y aquello se sintió mal. Eddie miró a Augustine de reojo, él no sabía qué responder.
— Pues claro— respondió Augustine— No hay problema— le sonrió, de forma falsa, sabía que eso no sería sano, pero de igual forma, hasta ese momento, no sabía si su amiga lo decía porque realmente encontraba lindo a Eddie, o sólo lo hacía por joder.
— Creo que este pueblo me va a gustar— soltó Marianne y Eddie la miró de reojo.
Sonaba Battery de Metallica, en cuanto Metallica sacó Master of Puppets , Eddie Munson corrió a comprarlo, y desde ahí siempre lo ponía en su carro, Marianne miraba a Eddie con una sonrisa, Augustine iba callada en el asiento trasero.
— Augustine nunca me había comentado sobre sus amigos— soltó la chica.
— Augustine es reservada, créeme— Eddie miraba a Augustine por el espejo retrovisor.
— Pues bueno, tendré que venir a Hawkins más seguido— soltó la chica y miró a Eddie— Sé que me lo pasaré genial.
El corazón de Augustine latía rápido, al menos ya estaban frente a la casa de Steve Harrington, su amiga bajó del carro de Eddie y Augustine se bajó al final, se sentía ridículamente normal, y no es que viviera en una constante competencia con Marianne, pero era consciente de que su amiga era hermosa, y si Eddie tan sólo coqueteara con ella, no podría recriminar nada, a fin de cuentas, no había etiquetas en la relación.
La chica pasó por el lado de Eddie, sin mirarlo, sin decirle algo, y es que no estaba molesta con él, pero sentía que tampoco Eddie hacía algo por buscarla, quizá estaba acostumbrada a sus bromas subidas de tono, o cuando la tomaba por sorpresa, por esos días Eddie apenas se le acercaba. Quizá había hecho algo mal esa noche, quizá el error fue haberlo hecho y después dormir abrazados.
