Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
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Esa noche Eddie la tomó de la mano y se subieron a su coche, fueron en silencio, Augustine creía que nada tenía tanto sentido después de todo. Ella y Eddie jamás pasaban de moda , eso creía ella, era primavera, se recordaba cuando había comenzado con Eddie, y él solía coquetearle de manera descarada. Ella pensaba tanto en su cabeza, odiaba tener que siempre volver a él, y es que siempre llegaba a la conclusión de que ellos dos no estaban destinados a estar juntos, afrontaban las cosas de forma distinta, quizás abusaron de tener mucho a favor, abusaron de esa conexión que tenían, abusaron del tiempo, abusaron de la juventud, y ahora estaban en una especie de desconexión con lo que realmente querían.
Eddie tenía su mirada oscura, Augustine llevaba una falda y encima un hoodie, esa noche parecía una niña de buena fe en el auto de un criminal.
— ¿Dónde vamos?— la chica preguntó nerviosa.
— ¿Importa eso?—Eddie soltó mientras conducía, la miró de reojo y ella no pudo hablar.
— ¿Cómo que no importa?— la chica refutó a los segundos, le costaba encontrar argumentos. Aunque tenía una sonrisa dibujada en su rostro por el simple hecho de ir con él. Jump in the fire de Metallica sonaba en la radio. Eddie movía su cabeza, ella amaba verlo así, amaba sus ojos oscuros, su corazón latía rápido cuando estaba cerca de él, y eso jamás en la vida le había pasado con otro chico que no sea Eddie Munson. Estacionó el auto a las afueras de la ciudad, Augustine no temía de aquello, Eddie podía tomar su mano y ella caminaría a ojos cerrados.
Ride the Lightning sonaba ahora , Eddie había puesto el cassette y ella lo miró divertida.
— ¿Para qué me traes a éste lugar?— la chica preguntó divertida— ¿Crees que voy a caer así de fácil contigo? Sólo porque me has salvado de Thomas— Eddie quedó sin palabras, ella tomó su mano, hizo cariños en sus dedos y lo miró directamente a los ojos.
— Pensé que es un buen lugar para hablar—Eddie la miró directamente a los ojos. Dio dos palmaditas en su muslo derecho, dando a entender que Augustine podía sentarse ahí para hablar más de cerca, la chica hizo caso a sus palabras, sin espetar algún tipo de pesadez. Acomodó su falda para que no se subiera más de la cuenta. Él acomodó sus manos en sus muslos, los anillos de sus dedos helaban ciertos lugares de su piel, Augustine jugaba con ellos y él dejaba que ella pudiera manejarlo como un títere. Había tensión en el ambiente, ellos podían incluso olerla.
— ¿En qué momento nos convertimos en esto?—La chica preguntó esquivando su mirada fría— Pasamos de tenerlo todo, a estar acá, sin saber qué hacer o qué decir, antes podía leerte como una revista y ahora cuando te veo, sólo tengo dudas.
— El error que cometí al parecer cambió todo entre nosotros—Eddie resopló— No he sido maduro, no he estado a tu altura— él resopló— Esto se ha sentido como una jodida montaña rusa, estuvimos tan alto— habló nervioso, como si decirlo fuera automutilarse—Y ahora estamos rozando el inframundo— Augustine suspiró.
