Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
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El día Martes había llegado, esperarían a Eddie para ir donde Steve Harrington, estaba un poco más frío que las noches anteriores, Eddie tocó el timbre, había viento y las hojas incluso volaban con la brisa, Augustine vestía más abrigada, incluso usaba una bufanda color rosa que su madre se la había comprado en su primer año de universidad. él tocó a la puerta y Evan fue el primero en saludarlo, Augustine a los segundos abrazó a Eddie y él susurró algo en su oído.
Comenzaron a caminar hasta el coche de Eddie, pero Evan les dijo que él tendría que pasar a otra parte antes, que tenía que hablar con Claire, la chica que le iba a comprar siempre a la tienda , porque habían quedado en verse el otro día. Eddie y Augustine sólo se miraron, la chica tenía una corazonada, pero también sabía que Evan era un chico grande y libre, y había demostrado cambios en el último mes, así que simplemente se fue con Eddie. Además del mismo Evan salió un:
— No soy un jodido niño que debes cambiarle los pañales— habló molesto.
Se subieron al carro del chico.
— ¿Te han puesto hora de llegada?— Eddie sobó su pierna mientras conducía, ella tragó saliva.
—Ando con Evan, se supone que debemos llegar juntos— puso sus ojos en blanco.
— Pensé que podíamos haber pasado a mi casa, Wayne no está— Eddie la miró con una sonrisa— Para recordar los viejos tiempos.
— ¿Viejos tiempos?— la chica preguntó haciéndose la ofendida.
— Pues sí, desde que somos novios, es como si te diera vergüenza tocarme — Eddie soltó con una risita.
— Vamos Eddie. Ahora papá nos tiene en la mira, piensa de que sólo pensamos en coger. No me lo ha dicho, pero de seguro lo piensa. Y eso se siente incómodo, no es como si te pudiera llevar a mi cuarto y ya— La chica hablaba nerviosa y Eddie paró el coche— ¿Qué haces?— la chica preguntó nerviosa, pero no en el mal sentido, no como si Eddie fuera un asesino en serie o un violador.
Eddie se acercó a ella y la besó.
— Extrañaba esto— el chico volvió a besar sus labios como si no pudiera volver a besarla nunca más en la vida— No sabes lo mucho que amo ésto, estar en mi coche, dándonos besos— Eddie devoraba su cuello— Y no quiero que pienses que me muero por bajarte esos pantalones— el chico rio.
— A mí también me gusta estar contigo— Augustine lo miró a los ojos — Y no me molesta lo que quieras hacer— los dos rieron.
— Te amo Augustine— él tomó su rostro entre sus manos— Gracias por volver a Hawkins porque de lo contrario tú estarías con un estúpido chico de la universidad, de esos que no saben amarte y probablemente yo hubiera pasado de cama en cama, soy sincero— Eddie la miró y ella lejos de molestarse, agradeció su sinceridad, pues él no era un santo, nunca lo fue.
