15

1K 111 14
                                    

Augustine caminaba de noche hasta su casa, pese a la insistencia de Eddie, ella no aceptó su ayuda

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Augustine caminaba de noche hasta su casa, pese a la insistencia de Eddie, ella no aceptó su ayuda. Quería caminar sola, y quizá pensar en las cosas que últimamente pasaban en su vida,  no estaba tomando las mejores decisiones, y es que llegar a esa edad era complicado, extrañaba a su madre, ella hubiera tenido la palabra perfecta para ese momento, además de los sermones que hacen sobre los embarazos, cosa que ella ya sabía de memoria. Amaba a su padre, pero no podía confesarle cosas que a su madre sí. No le gustaba sentirse así, tampoco pedía un amor de novela, pero se sentía extraña a todo eso que estaba viviendo, que a la vez amaba pero odiaba. Por otra parte, sabía que Eddie le ocultaba cosas, al igual que ella, era cerrado, y sólo soltaba lo que podía soltar, y en parte por eso se llevaban bien, disfrutaban los momentos que se los llevaba el tiempo, porque Augustine estaba segura de que cuando volviera a estudiar, Eddie ya no podría recordar la manera en la que él la hacía suya, y aquello era desgarrador para la chica, quien siempre estuvo más ligada a ese estereotipo romántico de amor, pero que con los años fue transformándose en sólo una idea alejada de la realidad, porque lidiar con los chicos era agotador, y probablemente las chicas como ella también eran agotadoras, lo cual lo hacía un poco más complicado.

Evan estaba en su cuarto, había estado batallando todo el día por abrir su mesa de noche y sacar las pastillas que Eddie le había dado, y pues no había nacido de Munson aquello, él sólo las consiguió por medio de Billy Hargrove. Al final las ganas de volver a sentirse así le ganaron, y volvió a consumir. Aquello le ayudaba a dejar de pensar aunque sea un segundo en Sarah, y es que tanto él como su hermana, llevaban el duelo de diferente manera, Evan siempre podría mostrarse como un bromista y el alma de la fiesta, pero en las noches cuando nadie lo veía, su calvario comenzaba y a veces se quedaba dormido de tanto llorar, en cambio Augustine lloraba simplemente, si debía llorar en la mesa lo hacía, era espontánea y sincera respecto a ese tema, llevaba el duelo de la mejor manera posible sin dejar el llanto, a veces se encontraba bien, pero a veces se encontraba por el suelo, y cualquier cosa por mínima que sea, podría recordarle a su madre, desde la ropa de las vitrinas donde solía comprar, hasta el cantar de los pajaritos, Sarah les hacía casitas de madera que llegaban a los árboles de la casa. Evan simplemente se guardaba todo, incluso los pensamientos.

A Evan le encantaba ese mundo, donde sus sentidos afloraban y veía cosas que en verdad no existían.

Augustine entró a la casa, saludó a su padre, él veía televisión.

— ¿Has visto a Wayne?— preguntó el hombre.

— Sí, hemos comido pizza — la chica se sentó al lado de su padre, con cierto grado de culpabilidad, al menos su padre no sospecharía de ellos jamás, y si él supiera que andan en algo más , tampoco le montaría un drama, pues al igual que Evan, James prefería que un chico conocido sea el dueño del corazón de su hija. El problema es que Augustine y Eddie no estaban diseñados como pareja, o al menos eso creía la chica, y si Eddie rompiera su corazón frente a todos, podría ser un problema.

Evermore  (Eddie Munson) TERMINADA ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora