Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
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Augustine estaba medio dormida, veía a unas enfermeras a su lado, le habían puesto puntos a su herida en el brazo, la tenían sedada, sólo veía una habitación blanca, las luces parecían quemar sus ojos que estaban rojos de tanto llorar.
— ¡Sáquenme de acá!—gritó la chica, moviéndose, se bajó de la camilla dando vuelta un par de cosas, pero unos doctores la tomaron y la amarraron a la cama— ¡Quiero ir donde mi hermano hijos de puta!—les gritó, a lo lejos, a través de la ventana de la puerta, vio a Eddie, él la estaba acompañando, mientras que Wayne estaba junto a James— ¡Eddie! Sácame de acá—gritaba entre llantos— ¡Quiero irme con Evan!
Eddie podía escuchar todo a través de la puerta, y lloraba, le dolía tanto verla así, en un estado en que jamás pensó verla, y por otra parte pensó en lo que había pasado con Evan, sí, estaba muerto y no había nada que pudiera hacer para volver el tiempo atrás. Fue al baño, se encerró en uno y se sentó en el piso, pegó un grito ahogado, su mejor amigo había muerto y no había nada más que hacer, su desesperación estaba en niveles inimaginables, no sabía qué hacer ni qué sentir, sentía incluso culpa por haberlo dejado sólo, quizá Evan sólo necesitaba más amor, pero él lo amaba, Augustine lo amaba, su padre lo amaba.
Los vecinos supieron esa misma noche sobre lo de Evan, y lejos de actuar con compasión por la familia White, pensaban incluso lo peor, ''¿Cómo es que un año muere la esposa y al otro el hijo? '' De seguro han de tener un pacto con el diablo'', ''James White es un satánico'', ''Los White están malditos'', por ese tiempo las familias eran muy católicas, sobre todo en ese sector, donde los vecinos opinaban con libertad sobre los demás. Iris Winston, la peor de las vecinas, les comentaba a otras señoras que el mismísimo James White había hecho un pacto con Satanás para prosperar en el negocio que habían armado, y que Evan adoraba al demonio, y por eso escuchaba esa música tan fuerte, incluso habían comentado de que sobrino de Wayne Munson era de los mismos.
Steve esperaba a Eddie a que saliera del baño, pero se asustó, pues nunca salía, forcejeó un par de minutos hasta que logró entrar donde estaba su amigo, lo encontró llorando en el piso y sólo atinó a abrazarlo, Eddie hundió su cabeza en el hombro de Steve y pegó un grito desgarrador, Harrington había comenzado a llorar al compás de Eddie.
— Vamos a estar juntos en esto— Susurró Steve— Siempre hemos sido amigos, en las buenas y en las malas.
— Pero Evan no está, qué sentido tiene—Eddie soltaba con sus ojos rojos de tanto llorar, sus labios estaban hinchados. Steve tomó su rostro y lo sacudió con suavidad, sólo para que lograra despertar un poco.
—Hey, Augustine te necesita. Eres su novio y ella ha perdido a su hermano— Steve lo miraba fijamente a los ojos—Tienes que estar para ella, tenemos que estar para ella.Sé que era tu mejor amigo, pero...pero tenemos que asumir que se ha ido y no podemos hundirnos— Eddie parecía no escuchar a Steve y el chico de cierta forma lo entendía, no había nada que hacer, se sentó en las frías baldosas del baño y cerró sus ojos— Da igual, no me hagas caso si así lo quieres, la vida es una mierda.
