Eddie estaba lejos de ser lo que Augustine White buscaba, se conocen de toda una vida y ella muere por él en secreto. Eddie se transforma en el demonio favorito de Augustine, y ella está dispuesta a arder en su infierno.
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Desayunaban, Marianne estaba con resaca, Evan seguía durmiendo, y James no estaba en casa. Las dos chicas comían, y recordaban viejas anécdotas del primer año universidad, dentro de todo, Marianne era una buena amiga, o al menos eso quería creer Augustine, pues ella siempre fue esa amiga callada, la que se dejaba muchas veces menospreciar, y lo toleraba sólo por no crear conflicto con el resto.
— Me lo he pasado genial anoche— Marianne soltó y pegó un grito despacio.
— Yo igual—habló nerviosa la chica, y claro que lo había pasado genial, si pasó la noche con Eddie Munson en su habitación— Siempre nos la podemos pasar bien en Hawkins.
—Augustine— Marianne tomó los brazos de su amiga— No he dejado de pensar en Eddie— la chica habló como si se tratara del amor de su vida— ¿Alguna vez te has enamorado a primera vista? Porque vamos, no me lo puedo quitar de la cabeza, Eddie Munson es por lejos el chico más guapo que en mi vida he visto.
Aquellas palabras aceleraban el corazón de Augustine, pues Eddie se lo reclamaba para ella, en ningún caso contemplaba la idea de que su mejor amiga pudiera tan sólo posar sus ojos en él. Marianne hablaba y hablaba de Eddie, y comenzó a describir todas las cosas que le habían encantado de él.
— Me ha gustado su cabello, es salvaje...ya me imagino cómo debe ser en la cama— Marianne hizo un gesto de que la volvía loca y Augustine sólo podía abrir sus ojos de asombro—Y bueno, yo siempre consigo lo que quiero— aquellas palabras destrozaban el autoestima de Augustine, pues su amiga, sí, era hermosa, perfecta, y claramente tenía y cumplía todos sus propósitos, desde chica siempre lo tuvo todo. No pensaba mal de Eddie, pero temía tanto de Marianne, ella se las ingeniaría para tenerlo a toda costa— Te vas a acordar de mí cuando me veas con Eddie yéndonos en su coche— la chica se rio— Sé que me ha estado mirando anoche— tomó un sorbo de jugo— ¿Viene seguido?
—Sí— asintió ella, nerviosa— Pero viene más que nada por Evan, no es que pase mucho tiempo compartiendo conmigo o no sé, con ambos, ellos tienen sus panoramas— la chica habló casi rápido, se le pasaban por la cabeza recreaciones de su amiga besándose con Eddie y simplemente no lo podía soportar.
— Pues ya verá cómo cae ese chico, al final Eddie y yo vamos a irnos a la cama—Marianne sonrió victoriosa.
— Marianne...—Augustine soltó nerviosa, no sabía si decirlo realmente, pero no quería que su amiga maquinara más planes entre ella y ese chico, del que Augustine estaba enamorada.
—¿Qué ha pasado?— Marianne habló nerviosa— No me digas que es gay— hizo un gesto de decepción.
— No Marianne, sé que debí decírtelo antes, pero no puedes seguir coqueteando con Eddie— la chica soltó de golpe— Su amiga la miró sin entender por qué le decía eso, sus labios rosados y perfectos se arquearon en una mueca divertida, pues Augustine nunca le decía lo que tenía que hacer, generalmente ella era quien tomaba las riendas de toda situación y Augustine la seguía como si fuera su compañera fiel, así funcionaban las cosas para las dos.
